La cara oculta de las estrellas
- Lo normal es que los clubes de fútbol, para no castigar el comportamiento de sus jugadores, indiquen que son actuaciones que pertenecen a la esfera privada del deportista, huyendo de su reprobación pública
12 diciembre 2018
'Cazado’ conduciendo a 216 km/h en un tramo limitado a 100 km/h, o ebrio, o con una mano escayolada, o con su bebé en brazos, o grabándose mientras conducía con una sola mano y sujetaba el móvil con la otra, o al volante sin puntos en su permiso… Estas irresponsables y peligrosas conductas tienen nombre famoso: Benzema, Piqué, Hamilton, Lloris, Ortega Cano, Iker Casillas, Justin Bieber, ‘Tiger’ Woods, Farruquito…
Con estas estrellas vibramos, sufrimos, reímos y lloramos. Las admiramos y les reconocemos un don extraordinario para hacer lo que muchos y muchas soñamos. Ellos consiguieron llegar a la élite. Pero, ¿les obliga eso a comportarse de forma ejemplar en todos los aspectos de su vida?
“Como recuerda el proverbio latino, errar es humano. Pero en la responsabilidad hay una de las claves de nuestra probidad moral. Ser responsable implica rendir cuentas de nuestros actos; responder de nuestras acciones ante nosotros pero también ante los demás. Habida cuenta que las actitudes y comportamientos de estas estrellas están en el punto de mira de mucha gente, les atañe una cuota de responsabilidad social”, opina Guillem Turró Ortega, profesor de Ética de la Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y del Deporte Blanquerna (Universidad Ramón Llull).
Sentimiento de culpa
Las reacciones de algunos implicados en infracciones graves relacionadas con el tráfico parecen indicar que, una vez hecho el ‘daño’, existe un sentimiento de culpa que da la razón a los que exigen ejemplaridad en el comportamiento de las ‘celebrities’. En junio de 2015, el futbolista chileno Arturo Vidal (hoy en el FC Barcelona) pidió disculpas a la afición de su país entre lágrimas “por poner en riesgo la vida de muchas personas” tras provocar un accidente cuando conducía ebrio.
El mismo año, el torero José Ortega Cano pedía “perdón a la familia de Carlos Parra”, el conductor que fallecía en el accidente de tráfico provocado por el torero cuando conducía ebrio, y por el que cumplió condena en prisión. En septiembre de 2017, el goleador inglés Wayne Rooney (Everton) pidió perdón tras ser detenido por conducir bebido asumiendo su “imperdonable falta de juicio”.
Con lágrimas o sin ellas, los nuevos ‘dioses’ de la modernidad parecen ser conscientes de la gravedad de sus hechos desde el momento en que suceden. Entonces, ¿por qué lo hacen? Guillem Turró cree que “más a menudo de lo deseable, olvidan que su condición representativa les confiere
la posibilidad de transmitir valores”. Además, es posible que “confortablemente instalados en su burbuja maravillosa, vivan indiferentes a muchas otras realidades; ajenos a muchos problemas de sus conciudadanos. Fácilmente puede ocurrir que no cultiven la humildad”, explica el profesor.
No solo los futbolistas son irresponsables al volante –aunque sus nombres suenan más a menudo–, celebrities del cine, la música, moda, deporte, cotilleos o política han sido ejemplos nefastos al volante para la sociedad. Entre los ‘pesos pesados’ de Hollywood es difícil hallar uno cuyo currículum como conductor esté totalmente limpio. El último en delinquir fue el actor Vince Vaughn, detenido en junio por conducir ebrio y resistirse a la autoridad. Sucedió en un suburbio de Los Ángeles, cerca de donde se detuvo a Kim Kardashian en 2013 por exceso de velocidad. Allí, en Estados Unidos, estrellas con enorme repercusión entre los jóvenes de todo el mundo, como Lindsay Lohan o Justin Bieber, han llevado su vida díscola a la conducción, con sonados casos de embriaguez al volante, atropellos, excesos de velocidad... También iconos del deporte mundial como el golfista Tiger Woods, arrestado en 2017 por conducir bajo los efectos de un cóctel de medicamentos, o el deportista olímpico más laureado, el nadador Michael Phelps, detenido por conducir ebrio, han defraudado a sus seguidores. En España, los casos más sonados han sido los del bailaor ‘Farruquito’ y el torero José Ortega Cano. Ambos acabaron en tragedia y con estos famosos entre rejas.
“La palabra clave es educación. Deportistas tan jóvenes que han dedicado casi toda su vida al fútbol pueden tener un grado de inmadurez alto para lo que representan o la influencia que tienen. Por eso es muy importante el entorno del deportista, su familia y, por supuesto, los clubes, a los que muchos llegan siendo niños. La educación no puede lograr que un chico de 20 años sea totalmente maduro, pero sí que tenga una idea clara de su influencia”, afirma Ramón Llopis-Goig, profesor de Sociología en la Universidad de Valencia y experto en sociología deportiva.
Por su parte, las asociaciones españolas de víctimas de afectados por accidentes de tráfico como Stop Accidentes y Aesleme lanzaron sendas campañas para implicar a los clubes de fútbol profesionales en materia de seguridad vial. “Nos pusimos en contacto a través de una carta con todos los clubes de primera división invitándoles a que los jugadores participasen en una jornada de concienciación sobre seguridad vial. La mayoría de los clubes ni siquiera contestó, y los que dijeron que lo iban a mirar no volvieron a dar señales de vida”, lamenta la presidenta de Stop Accidentes, Ana Novella. Parecida suerte obtuvo la iniciativa de AESLEME, aunque ellos sí obtuvieron una respuesta positiva. “Encontramos complicidad en el Atlético de Madrid, con el que hemos hecho cosas de forma continuada desde entonces, especialmente charlas y cursos con los chicos de las categorías inferiores”, afirma Mar Cogollos, presidenta de AESLEME.