Un airbag para motoristas
- En España hay 3 millones de motos. Apenas 50.000 disponen de chaleco con airbag.
11 diciembre 2019
“Fue como chocar contra una pared. En un cambio de rasante, iba a 50 o 60 km/h; sin tiempo para reaccionar, me encontré con un enorme ciervo de frente. Cuando desperté estaba en el suelo... Había salido disparado hasta caer a plomo en el talud de la carretera. Confuso, me incorporé como pude y llamé para que vinieran a buscarme. Mientras el airbag se deshinchaba notaba como mi cuerpo flojeaba. Solo tuve contusiones y fisuras en hombros y piernas. En el suelo quedó la marca de mi impacto, no sé qué hubiese pasado de no llevarlo…”.
Hace algo más de tres años, Sergio experimentó en primera persona lo que un chaleco con airbag puede hacer por un motorista. Hoy son aún pocos los usuarios de ‘dos ruedas’ que pueden narrar una historia con ‘final feliz’ como la suya, y demasiados sufren a diario lesiones graves o no pueden contarlo.
Al cierre del tercer trimestre de 2019, el sector de las ‘dos ruedas’ en España celebraba el aumento en las ventas (11,3%). Por desgracia, la siniestralidad de este colectivo también crece: 421 fallecidos en España en 2018 (motos y ciclomotores, en todo tipo de vías) frente a 408 de 2017, además de miles de heridos graves (3.402 en 2017). Y un dato clave para valorar la magnitud del problema: su riesgo de morir por kilómetro recorrido es 17 veces mayor al del conductor de un turismo. (Siga leyendo este reportaje en nuestra revista interactiva)
El precio de los chalecos y chaquetas con airbag oscila entre 400 y 2.000 €, en función del tipo de accionamiento (mecánico o electrónico), nivel de protección, fabricante, etc. ¿Es un importe alto? “Hay que insistir en su valor, frente a su precio. El precio de una vida es lo más importante”, afirma Ignacio Lijarcio (Fesvial).
Juan Manuel Reyes (Asociación Mutua Motera) se expresa en términos similares: “La tecnología de airbag para motoristas es el mejor invento de seguridad pasiva desde el casco. Lo primero a proteger es la cabeza, y lo segundo, cuello, columna y tronco. Todo eso lo protege un airbag adecuadamente desarrollado. Por eso hay que darlo a conocer y concienciar de que hablar de 500 o 600 € puede ser mucho menos de lo que parece”.
Aunque la experiencia de estos últimos años apunta a que los chalecos con airbag son dispositivos que evitan y minimizan lesiones e incluso salvan vidas, las compañías de seguros, de momento, no parecen haber recogido el guante de incorporarlo de alguna forma a sus pólizas para ciclomotores y motos.
Juan Manuel Reyes, presidente de Asociación Mutua Motera, cree que “ya que tenemos un equipamiento que sabemos que puede reducir las consecuencias de la siniestralidad y por tanto el coste asociado a los siniestros, se debería incentivar su uso reduciendo la prima del que lo lleve, algo que además podría funcionar a nivel de marketing”.
Por su parte, la patronal del seguro, Unespa, “no está familiarizada con los detalles de la oferta comercial de pólizas de moto que ofrecen las compañías de seguros”, aunque no descartan que este tipo de protección entre en las pólizas en el futuro: “Si la experiencia demuestra que, efectivamente, los chalecos con airbag para motoristas reducen el número de lesionados y la gravedad de las lesiones, las aseguradoras percibirán esa mejora en sus ratios de siniestralidad y la trasladarán a sus ofertas comerciales, como ocurre en un mercado tan competitivo como es el del seguro del automóvil”.
Redactada en 2013 y aprobada por la Comisión Europea en junio de 2018, la Norma Europea EN 1621-4:2013 es la primera reglamentación específica para homologar los protectores inflables para motociclistas, aunque de momento solo cubre a aquellos que se activan mecánicamente.
Esta norma, pendiente de aprobación por los diferentes países, detalla el nivel mínimo de protección, el tiempo mínimo de actuación de la bolsa inflada o la cobertura mínima que deben aportar los protectores para motociclistas que llevan los conductores, entre otras características.
Además, EN 1621-4:2013 contiene los requisitos de rendimiento del sistema durante un accidente y los detalles de los métodos de ensayo, requisitos para el tallado, ergonomía, inocuidad, etiquetado y suministro de la información.