Un peligro para todos
- El 55% reconoce haber reincidido en alguna infracción grave o muy grave, solo en el último año
27 octubre 2020
Un conductor reincidente es aquel que tiene al menos dos sanciones por la misma infracción grave o muy grave en el período de un año. En 2009 el número de reincidentes viales era de casi 78.000. Esta cifra ha ido descendiendo cada año gracias a la implantación del carné por puntos y la tipificación de delitos viales en el Código Penal (en 2006). Sin embargo, aún continúan detectándose 45.000 conductores muy peligrosos cada año. En los últimos diez años se han contabilizado un total de 570.600 reincidentes, según un estudio de Fundación Línea Directa que analiza su evolución desde 2009 a 2018.
“Esto es solo la punta del iceberg: hay muchos otros conductores que tienen estos comportamientos de alto riesgo que no han sido ´pillados´ y que, por tanto, no se contabilizan en las estadísticas”, dice Francisco Valencia, director general de esta Fundación. Y es que uno de los datos más llamativos que recoge este informe se extrae de una encuesta realizada a más de 1.700 conductores: el 55% de los encuestados reconoció haber reincidido “en alguna infracción grave o muy grave en dos, tres o más ocasiones”, solo en el último año. De estos, el 43% afirmó conducir por encima de los límites de velocidad; el 26%, no respetó la distancia de seguridad; un 14%, conducía hablando por el teléfono móvil y el 10%, bajo los efectos del alcohol. “Sin embargo, solo el 22% de todos ellos reconoce haber sido sancionado alguna vez”, asegura Valencia.
Cuestión de género
El perfil del conductor reincidente, según el estudio, es en un 80% de casos, varón, de mediana edad (entre 30 y 49 años), con más de 10 años de carné. La infracción que comete es el exceso de velocidad. Estos rasgos coinciden con el retrato robot del delincuente vial reincidente que hace José María González, director del Observatorio de Criminología Vial. En lo que se refiere al comportamiento destaca estas características: “falta de autocontrol, impulsividad, insensibilidad, comportamiento arriesgado, baja percepción del riesgo y sensación de impunidad”. Respecto al perfil criminológico, ha detectado que el delincuente vial suele reincidir en delitos viales y de otra naturaleza, como violencia de género y violencia doméstica.
El conductor peligroso en España, en cifras
(Pinche en la imagen para acceder a la infografía)
En los últimos 10 años, según el análisis de Fundación Línea Directa, 272.000 conductores han perdido la vigencia del carné al agotar sus puntos por cometer infracciones. De estos, unos 17.000 lo han perdido dos veces y más de 1.200 en tres ocasiones desde que se implantó el sistema por puntos.
Esta cifra, lejos de disminuir, ha aumentado: desde 2006 a 2013, eran 5.700 los que habían perdido dos o más veces la vigencia de su permiso; entre 2014 y 2020, el número asciende a 12.700 (más del doble que en el primer período). Uno de cada tres delitos que se comete en nuestro país es contra la Seguridad Vial. En 2018 se registraron más de 89.000 condenas de este tipo, la mayoría (63%) por conducir con alcohol o drogas. Y, aunque muy pocos acaban en prisión, actualmente hay 952 presos (6 de cada 10 por conducir sin carné y la mitad es “polidelincuente”, es decir, tiene dos o más condenas de otra naturaleza en los últimos 2-4 años).
El 80% de los conductores encuestados en el informe de Fundación Línea Directa consideran que la multa económica es la mejor sanción. El 90% está a favor de que esta sanción aumente progresivamente en función de su reincidencia. Para el 57% es importante que el conductor reincidente se someta a un programa de rehabilitación de consumo de sustancias. Para el 53%, colaborar con una Asociación de Víctimas de Accidentes de Tráfico durante un período de tiempo, y para el 50%, realizar servicios a la comunidad.
Solo el 25% valora positivamente el volver a sacarse el carné de conducir, con unas clases mínimas del práctico.
Carlos Gil, fiscal de Seguridad Vial de Galicia, considera que “con las multas, los trabajos en beneficio de la comunidad, la prisión, la privación del derecho a conducir o el decomiso del vehículo, que son las medidas represivas, no evitamos la recaída en este tipo de delincuentes. Hay que actuar de manera individualizada con cada sujeto y adoptar la medida de corrección que mejor se adapte a sus circunstancias”. Para el fiscal todas las medidas aplicables se pueden resumir en una sola: la educación. “La educación vial es ahora más que nunca, sin demérito de las demás, la única estrategia segura para disminuir las tragedias que tienen lugar en las vías públicas. Todas son evitables”, concluye Carlos Gil.