Reconocer los síntomas, fundamental
- Un 6% de los diabéticos no sabe que padece la enfermedad
11 julio 2017
La diabetes –tanto la infanto-juvenil (tipo I) como la del adulto (tipo II)– ha sido objeto de gran atención en la medicina de tráfico y la seguridad vial. Los diabéticos pueden tener mayor riesgo de accidente de tráfico, de ahí la necesidad de intervención en este colectivo.
La diabetes del adulto es uno de los trastornos más frecuentes en la población mayor. Según el estudio di@bet.es, su prevalencia es del 14%. Y entre quienes la padecen, un 6% desconoce que la sufre. Los resultados del estudio confirman la asociación entre diabetes y obesidad e hipertensión; y los investigadores alertan de la importancia de la actividad física en su prevención.
Cada paciente es único, y cada caso, distinto. Pero como grupo, los diabéticoss deben prestar especial atención a la conducción. El buen control y el conocimiento por el enfermo de la enfermedad (reconocimiento de hipoglucemias, forma de tratarlas...) reducen de forma importante el riesgo. La inadecuada respuesta al tratamiento, su comorbilidad (alteraciones de la visión y neuropáticas que afectan a la movilidad y sensibilidad, y trastornos cardiovasculares) o la frecuente aparición de hipoglucemias comprometen la capacidad para conducir con seguridad. El seguimiento es importante: en muchos casos, hay una transición de un estadio en el que la respuesta al tratamiento es adecuada, a otro en el que, con el paso de los años y la evolución de la enfermedad, aparecen complicaciones para su seguridad vial.
Conocer los fármacos
Los fármacos para la diabetes, de acuerdo a la Clasificación Anatómico-Terapéutica, se incluyen en el apartado A (Tracto alimentario y metabolismo, Subgrupo A10). En los países desarrollados hay distintos grupos de fármacos para tratar la diabetes infanto-juvenil y la del adulto. Se establecen dos grandes grupos de medicamentos: insulina y análogos –que se deben administran por vía parenteral (inyectados), fundamentales para la diabetes tipo I y, en ocasiones, usados para la de tipo II–, e hipoglucemiantes orales, cuya característica inicial era que se podían administrar por vía oral.
En la actualidad hay varios grupos de fármacos que se utilizan para tratar la diabetes del adulto y con frecuencia es preciso asociar varios.
1 Realice controles antes de iniciar el viaje. No conduzca si sus niveles de glucosa son demasiado bajos (consulte al médico el nivel de glucemia seguro para conducir).
2 Aprenda a conocer los síntomas de hipoglucemia y evite las circunstancias que lo producen (respete los horarios de descanso, comida y medicación).
3 Lleve siempre en el coche alimentos ricos en hidratos de carbono (galletas, caramelos, zumo de frutas…)
4 En los viajes proteja su medicación tanto del frío como del calor.
5 Extreme la precaución al conducir tras los cambios de dosis o de tratamiento hasta que no tenga controlados los niveles de glucosa en sangre.
6 Si ha tenido un nivel de azúcar en sangre tan bajo que se ha desmayado, si ha necesitado una inyección de glucagón o si ha tenido muchos incidentes por su nivel de azúcar en sangre, hable con su médico.
7 Realicen siempre controles de glucemia antes de iniciar un viaje y no conduzca si los niveles de glucosa son demasiado bajos –su médico le indicará los niveles seguros para conducir–.
8 Aprenda a reconocer los síntomas de hipoglucemia (temblor, sensación de hambre, sudoración, palpitaciones...) y evita la circunstancias que la producen.
9 No consuma bebidas alcohólicas si va a conducir.
10 En viajes largos, procure ir acompañado, respete los horarios de comida en relación con la administración de su medicación y haga pausas frecuentes.