Medicamentos que te impiden ver
- Hay fármacos para afecciones no oculares que pueden impedir la conducción segura
20 junio 2019
La visión es fundamental en la conducción. La importancia de hacerse ver ha dado lugar a que en la U.E se hayan llevado a cabo modificaciones legislativas encaminadas tanto a que los vehículos lleven siempre encendidas las luces como a la inclusión de desarrollos tecnológicos que mejoren la iluminación de las vías, faciliten la visión nocturna, reduzcan el deslumbramiento... Y no es menos importante para otras formas de movilidad urbana o interurbana en los que el usuario es especialmente vulnerable....
Pero, ¿y los conductores? ¿nos preocupamos de ver bien cuando conducimos?. Conducir es una tarea compleja, que involucra funciones perceptivas, cognitivas y motoras. El 90% de la información que llega al conductor lo hace a través de sus ojos y, por ello, el Reglamento de conductores (ANEXO IV) establece los requisitos mínimos de visión que debe cumplir un conductor para poder obtener o renovar el permiso de conducción. Cada año 3 millones de conductores pasa el preceptivo reconocimiento médico-psicológico.
Edad
A medida que aumenta la edad aumenta la prevalencia de la enfermedad ocular, aparecen cataratas, glaucoma y la degeneración macular relacionada con la edad, pero incluso en ausencia de enfermedad ocular, la función visual se deteriora con los años. Sin embargo, algunos problemas oculares son de particular importancia para los conductores más jóvenes (ambliopía, a menudo como resultado de un estrabismo, trastornos oculares del desarrollo o degenerativos, como albinismo o retinitis pigmentaria).
En todas estas alteraciones cumplir con los estándares establecidos para las diferentes funciones visuales (agudeza visual, campo visual, sensibilidad al contraste…) es fundamental y alcanzados estos se debe conducir en las condiciones óptimas para la visión, con la mejor corrección posible (gafas o lentes de contacto adecuadas), evitando situaciones de riesgo (conducción nocturna, salida del sol…).
Varios grupos de medicamentos pueden interferir con la función visual, aunque se tomen para tratar una afección no ocular. Los más importantes y predecibles son los que poseen actividad anticolinérgica:
Antidepresivos: Hay varios grupos, pero los tricíclicos o clásicos, ocasionan una gran dilatación de la pupila y con frecuencia visión borrosa. Afortunadamente se dispone de fármacos de este grupo sin este efecto, pero en ocasiones es necesario prescribirlos. Con el paso del tiempo se produce una cierta tolerancia a este efecto.
Antialérgicos: Los primeros fármacos para las alergias tenían un marcado efecto anticolinérgico y, como en el caso anterior, producían con frecuencia visión borrosa. Aunque disponemos de nuevos antihistamínicos-antialérgicos con menos efectos secundarios, en ocasiones se deben utilizar esos fármacos, ya que no todos los pacientes responden a los nuevos antialérgicos menos sedantes.
Antipsicóticos: Usados para tratar la esquizofrenia, entre otros usos, los primeros antipsicóticos son muy anticolinérgicos. Hoy hay otros grupos más seguros, pero todavía en muchos procesos agudos los de elección siguen siendo los clásicos, en los que la visión borrosa es muy frecuente. Con frecuencia las personas mayores recibe tratamiento con estos fármacos para otros procesos y los efectos secundarios (visión borrosa, dificultad al orinar, alteraciones de la memoria, etc.) son mal tolerados.
Otros grupos de fármacos: de forma muy infrecuente o en tratamiento muy prolongados producen efectos sobre la visión. Entre los más usados destacan los corticoides (elevación de la presión intraocular, cataratas...), y entre los de un uso mas específico destacan amiodarona, bifosfonatos, etambutol, cloriquina, isoretinoina, etc, cuya ocurrencia es vigilada por médicos.