Latigazo cervical, ¿qué es?
- Las mujeres tienen hasta un 20% más de posibilidades de sufrirlo.
20 junio 2024
Las lesiones cervicales son frecuentes en los choques, ya sean estos frontales, laterales o desde la parte posterior. El latigazo o esguince cervical está presente en aproximadamente el 34,5% del total de lesionados a causa del tráfico en España. Habitualmente tiene una buena recuperación gracias a tratamientos antiinflamatorios y rehabilitación con ejercicios de fisioterapia.
Aun así, de las 116.500 personas atendidas por latigazo cervical en 2023, 21.242 tuvieron alguna secuela, según UNESPA (Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras). Como consecuencia de ello, “se pagaron hasta 65,3 millones de euros en indemnizaciones y la asistencia sanitaria que se requirió alcanzó un importe cercano a los 77 millones de euros”, explican portavoces de esta patronal del seguro en España.
El latigazo o esguince cervical se produce por una sucesiva flexión y extensión brusca del cuello lo que causa un traumatismo menor de la columna cervical. Este movimiento se produce de forma involuntaria en muchos de los siniestros viales, pero no es la única causa que los produce. Los accidentes deportivos, laborales, caídas, etc., son origen también de esta patología que puede alcanzar el 10% de las consultas de urgencias en traumatología.
“Esto supone una prevalencia muy alta. Es una de las patologías más frecuentes en jóvenes y la causa más común es por accidente de tráfico”, asegura el doctor Ignacio Álvarez García de Quesada, jefe asociado del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y responsable de la Unidad de Columna.
Tratarlas lesiones. El término “latigazo cervical” (whiplash en inglés) fue acuñado por primera vez por Harold Crowe en 1928 para definir las lesiones por aceleración-desaceleración o flexión-extensión que afectan a la columna o a la región del cuello. Con el tiempo se ha ido ampliando el concepto, para incluir diferentes síntomas bajo el paraguas de Síndrome del Latigazo Cervical.
El efecto látigo ya se produce a velocidades superiores a 10 km/h, por lo que es muy frecuente y, dependiendo de la violencia del movimiento, puede provocar lesiones más o menos graves, y que abarcan desde la rigidez y el dolor en el cuello, en los casos menos graves, a los problemas neurológicos, en lesiones mucho más intensas.
Diferentes estudios -entre ellos el artículo de Alejandro Vicente Baños “Epidemiología y repercusiones socioeconómicas del Síndrome de Latigazo Cervical”, de la Universidad Católica de San Antonio de Murcia-, apuntan que las mujeres tienen hasta un 20% más de posibilidades de sufrirlo y a más largo plazo que los hombres, “sobre todo las mujeres altas, con edades comprendidas entre los 20 y los 50 años. Ello es debido a la forma de sentarse en los asientos y a la menor fuerza de los músculos del cuello”.
El hecho de que los sistemas de retención y los análisis de impactos se hayan efectuado mayoritariamente desde la perspectiva de un conductor masculino, con dummies neutros y sin tener en cuenta las especiales características morfológicas de la mujer, también influye en este resultado.
El diagnóstico llega tras la realización de una radiografía para descartar otro tipo de lesiones: “El latigazo es una lesión ligamentosa que en el caso de un accidente de tráfico se produce como efecto de un frenazo, un golpe en cadena o un alcance”, afirma el doctor Álvarez.
“Esta prueba radiológica suele ser suficiente para determinar su existencia y sólo algunos casos exigen otro tipo de pruebas, como una resonancia”, explica el doctor, que cuenta además que los pacientes suelen solicitar atención médica como mucho en dos o tres días tras el siniestro, en cuanto la persona es consciente de que la contractura producida por el choque reviste gravedad.
Es fundamental acudir cuanto antes a la consulta médica, ya que la atención temprana mejora considerablemente la recuperación. En cuanto al tratamiento, hasta hace poco era habitual encontrar a personas que llevaban un “collarín cervical”, un dispositivo de espuma que impedía el movimiento del cuello, que se aconsejaba usar durante al menos dos o tres semanas.
“Ahora la tendencia es a ser más funcionales”, explica el especialista Ignacio Álvarez, “se considera que es más perjudicial el collarín y la inmovilización del cuello y por eso se recomienda empezar lo antes posible el tratamiento rehabilitador”.
Los automóviles, al rescate. Afortunadamente cada vez se ven menos casos, y en el caso de niños, si se utilizan correctamente los sistemas de retención adecuados prácticamente no se ven, porque también “la elasticidad de los menores es mayor”, afirma el jefe de la Unidad de Columna de Quirónsalud Madrid.
El doctor opina que los avances tecnológicos son el gran avance para reducir los efectos cervicales de los siniestros viales: “Se ha mejorado mucho con los reposacabezas y los airbags. Además, están los cinturones con frenado gradual y los sistemas de frenado automático de los coches son mucho mejores. Todos los sistemas de seguridad de los coches protegen nuestro cuello y cabeza. Los coches absorben mucha de la energía que se produce con un choque”.
Sin embargo, “mantener la distancia de seguridad y conducir de forma segura es lo que más nos puede evitar este tipo de lesiones”, insiste Álvarez García de Quesada.
• Ajuste el asiento en altura y distancia. Coloque el reposacabezas en la posición correcta, la cabeza debe descansar en el centro del mismo. Tener la cabeza contra un reposacabezas bien colocado impide que esta, el cuello y el cuerpo se muevan a distintas velocidades, causa de un latigazo cervical.
• Lleve el cinturón correctamente abrochado,,colocado de forma adecuada sobre el hombro y ajustado al cuerpo para evitar lo máximo posible el movimiento de impulso hacia adelante.
• Conduzca con precaución y a la distancia suficiente, para poder evitar un choque si el vehículo de delante frena bruscamente o un impacto desde atrás si detiene su vehículo sin aviso suficiente.