
Conducir con los oídos cerrados
- Los especialistas advierten de que la pérdida auditiva se produce ahora a edades más tempranas.
11 junio 2025
En su último Informe sobre Sordera y Pérdida de la Audición la OMS advierte de que, si no se adoptan medidas preventivas, en menos de 30 años la cifra de personas con problemas auditivos podría alcanzar los 900 millones en todo el mundo. “En España las personas que padecen algún grado de hipoacusia (pérdida de audición) se acerca al millón, de las que casi el 72% tiene más de 65 años”, explica la doctora María José Lavilla, presidenta de la Comisión de Audiología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).
Además de las pérdidas auditivas congénitas, presentes desde el nacimiento, la causa más común de hipoacusia es la exposición al ruido. Incluso en la provocada por el envejecimiento (llamada presbiacusia), la exposición a los sonidos fuertes a lo largo de la vida contribuye a la aparición temprana de esa misma. “En los últimos años los especialistas alertamos de la aparición de casos cuyo origen se encuentran en el uso de reproductores de música con auriculares a volúmenes elevados y durante tiempo prolongado o la exposición a altos índices de ruido en bares, discotecas o conciertos. Estos factores están condicionando que la pérdida auditiva aparezca a edades cada vez más tempranas, manifestándose los trastornos típicos de personas de 60 años a los 40”, asegura la especialista.
En la conducción. La pérdida de agudeza auditiva influye en todas las áreas de la vida, incluida la conducción, ya que aísla al individuo haciendo que pierda información necesaria para prevenir situaciones de riesgo. “Los problemas para oír bien afectan directamente a la capacidad para recibir determinadas señales acústicas. A través del oído llega mucha información útil para el conductor como puede ser un claxon, el silbato de un agente, la aproximación de un vehículo... además de las señales acústicas del propio vehículo, como por ejemplo el sonido de los intermitentes puestos. Todo ello contribuye a la seguridad”, enumera la doctora Lavilla.
La participación del oído en la conducción es tan relevante que se encuentra regulada en el apartado 2 del Anexo IV del RD 818/2009 de 8 de mayo, sobre aptitudes psicofísicas del conductor. En este epígrafe se establecen unos niveles de índice de pérdida auditiva combinada (IPC) que afectan directamente al permiso de conducir. En el caso del grupo 1 (conductores no profesionales), ese índice no debe ser superior al 45% y en el caso del grupo 2 (conductores profesionales), del 35%.
“Aquellas personas que tengan una pérdida combinada entre los dos oídos superior al 45%, con o sin audífonos, sólo podrán optar al permiso extraordinario, el cual implica que su vehículo deberá estar adaptado (con espejo retrovisor panorámico en el interior y retrovisores en los laterales) y además tendrán algunas limitaciones, como la imposibilidad de conducir vehículos del grupo 2. En cambio, si el conductor realiza una audiometría tonal y el resultado muestra una pérdida combinada entre los dos oídos inferior al 45% podrá optar al permiso ordinario, es decir, sin restricciones”, concreta la doctora Lavilla.
El propio permiso de conducir informa sobre el estado de nuestra audición. Según los códigos de la Unión Europea Armonizados y Códigos Nacionales, el código 02 que puede aparecer en el mismo significa que el conductor necesita prótesis auditiva/ayuda a la comunicación. Así, el código 02.01 indica prótesis auditiva de un oído y 02.02 prótesis auditiva de los dos oídos.
ayudas técnicas. En cualquier tipo de pérdida auditiva el uso de audífonos, u otros implantes para compensarla, es obligatorio para asegurar una conducción segura. Porque, desafortunadamente, aún no existe un tratamiento capaz de “devolver” la audición perdida, por lo que hay que optar por paliar el déficit auditivo mediante ayudas técnicas en cuanto la hipoacusia comienza, independientemente de la edad del paciente. Existen varias posibilidades:
• Audífonos: son dispositivos electrónicos que mejoran la audición natural amplificando la señal acústica para que se perciba mejor. Suelen ser eficaces en hipoacusias leves-moderadas y algunas severas.
• Implante coclear: está indicado para pacientes con pérdida auditiva neurosensorial de severa a profunda. Estos implantes funcionan transformando la señal acústica en eléctrica estimulando directamente el nervio auditivo.
• Otros sistemas: como los de conducción de vía ósea (implantables y no implantables) y los implantes de oído medio. Estas ayudas pueden paliar tanto la hipoacusia neurosensorial (que afecta al nervio auditivo, en el oído interno), como la de transmisión o de conducción (la del sistema de la transmisión de la vibración sonora al nervio auditivo, es decir oído medio y oído externo).
Se emplee el sistema que se emplee es fundamental mejorar la audición en ambos oídos, con el sistema más adecuado para cada caso, actualizado y bien adaptado. “Es necesario que estos conductores entiendan que deben llevar adaptados ambos oídos y con la mejor tecnología por su seguridad y la de los demás. Nadie conduciría con los ojos cerrados, y no se nos debería ocurrir conducir con los “oídos cerrados”, concluye la experta.
• Al entrar en el coche se debe comprobar siempre la disposición y orientación de los espejos para mejorar el campo de visión.
• Hay que respetar las revisiones y mantenimiento de las prótesis, evitando así que puedan dejar de funcionar o provocar distorsiones auditivas.
• Si se cambia de modelo de audífono es recomendable evitar conducir hasta comprobar que nos hemos adaptado correctamente.
• Tras intervenciones quirúrgicas del oído no se puede conducir durante tres o cuatro semanas.
El Índice de Pérdida Auditiva Combinada (IPC) que se usa en tráfico es un indicador de agudeza auditiva combinada en ambos oídos en la que se otorga mayor influencia al oído mejor. Así, una vez calculada la pérdida para cada oído mediante una audiometría (media aritmética obtenida de las cuatro frecuencias: 500, 1000, 2000 y 4000 herzios), se multiplica el mejor valor por siete, se le suma el peor y se divide por ocho.
Un estudio realizado por la Universidad de Queensland analizó cómo la hipoacusia afectaba a la capacidad de las personas mayores para conducir en presencia de distractores. En la investigación participaron 107 adultos de 62 a 88 años de los que el 52% tenía una audición normal, el 26% una discapacidad auditiva leve y el 19% una discapacidad moderada o severa. Tras conducir por un circuito se comprobó que aquellos que tenían peor audición presentaban una mayor dificultad para conducir si se les distraía (se les pedía, por ejemplo, que sumaran dos cifras o explicaran las señales). ¿Moraleja? Nunca hay que distraer al conductor, especialmente si oye mal.
“El uso de audífonos e implante coclear requiere de un alto grado de concentración para no perder las pistas acústicas que hacen de la conducción un acto seguro. Por buena que sea la tecnología, no es igual que la audición natural, y la audición en ambiente de ruido de fondo está dificultada y requiere más esfuerzo todavía. Por ello debemos evitar cualquier cosa que nos distraiga, como la música de fondo o las conversaciones con otros interlocutores dentro del coche”, explica la experta.