Cómo explicar la nueva movilidad
- Un 58% de los españoles NO cree que el límite 30 km/H seA efectivo contra los accidentes
29 junio 2022
En el número de marzo informábamos de la actualización y modificación de varios preceptos de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial que modificaba el Permiso por Puntos, que cumplía 15 años.
Nos referíamos a la necesidad de una comunicación didáctica de la reforma a la ciudadanía y planteábamos dos criterios para medir su eficacia: la capacidad para cubrir la necesidad social (objetivos del cambio) y la aceptación social.
Cuando se cumple 1 año de la implantación del límite de 30 km/h en las calles de un único carril de circulación por sentido en las ciudades, analizamos la primera valoración inicial de su eficacia.
Recordemos que, más allá de la seguridad vial como objetivo fundamental, la medida se enmarca dentro del nuevo modelo de movilidad urbana, sostenible y saludable… en busca de ciudades más calmadas y amables, con menos ruido, contaminación y un entorno más favorable para la convivencia de peatones y vehículos.
Un año es un período corto para una evaluación exhaustiva. Nos centramos en el análisis de la seguridad vial, con las reservas imprescindibles de atribuir cifras asociadas a un único factor, legislativo en este caso, en la evaluación de un fenómeno multifactorial como el tráfico.
Aceptación social
Con la nueva normativa de 30 km/h, entre mayo y diciembre de 2021, la siniestralidad vial en las ciudades descendió un 14% (38 fallecidos menos que en 2019).
Para la otra vertiente que planteamos como imprescindible para esta evaluación inicial, la aceptación social, de los objetivos y medidas que implanta la normativa, recurrimos al estudio presentado recientemente realizado por Ponle Freno y Fundación AXA, que se detalla en el reportaje central, con algunos datos que pueden aproximarnos a este aspecto.
70%, de acuerdo
En la encuesta, a la pregunta de si está de acuerdo con los actuales límites de velocidad, el 71% de los encuestados afirma estar de acuerdo, y un 29% no. Sin embargo, los resultados a la pregunta sobre si cree en los efectos de la medida para bajar la siniestralidad, las diferencias se reducen significativamente, y aunque un 58% cree en los efectos de la medida, el 42% opina lo contrario.
Las conclusiones permiten, por un lado, ser optimistas con la reducción de siniestralidad, pero hay que seguir trabajando en otros aspectos; en una sociedad convencida de los efectos positivos de la medida y su valor crecerán los niveles de cumplimiento, y la consecución de los objetivos.
Queda trabajo por hacer, para modificar esos aspectos de credibilidad en la propia norma: información, educación, publicidad, divulgación de argumentos con planteamientos didácticos accesibles a la ciudadanía…
El objetivo último de esta medida es mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, y existen múltiples posibilidades de intervención en diferentes grupos y ámbitos. Centros educativos, familiar, medios de comunicación, universidades, asociaciones… y cualquier acción formal o informal más allá de lo técnico o legislativo, que propicie la conexión entre la actitud responsable y el beneficio social, el respeto y la convivencia pacífica, el cumplimiento de las normas sociales y la mejora de la calidad de vida, sin olvidarnos de reducir siniestros viales, contaminación, ruido, riesgos... ¿Por dónde empezar?
Práctica
Con los más pequeños, las actividades con juegos de reglas, tanto en los centros como en el ámbito familiar, adaptados a su edad obviamente, es una buena fórmula; aunque a veces pueda sorprendernos, uno de los grandes atractivos del deporte es conocer y aceptar el reglamento y disfrutar del ‘juego’ cumpliéndolo. Trasladar la regla a la norma social es un ejercicio didáctico sencillo, y existen recursos didácticos para aplicarlo al ámbito vial.
En cuanto a los jóvenes, conductores y no conductores, la necesidad del cuidado del planeta con la reducción de emisiones, incorporación de vehículos menos contaminantes, control de residuos… abre ángulos muy variados para canalizar hábitos más respetuosos con el medio.
En el resto de población general, reclamos de peso como el beneficio social, la protección de los vulnerables, la necesidad de calmar el tráfico y la convivencia pacífica parecen motivación suficiente para poner en marcha acciones que nos acerquen a la aceptación y cumplimiento.
En el estudio “Percepción Velocidad en Ciudad” (Ponle Freno y Fundación AXA) reaparece el clásico “Yo cumplo; los demás, no”, una paradoja, mecanismo de defensa, forma ‘elegante’ de eludir responsabilidades… llámenle como quieran, pero que es un obstáculo que nos aleja de la realidad, y que manda la percepción objetiva del 90% de la población (aproximadamente en este estudio) a espacios marginales. Este alto porcentaje considera que los demás cumplen en porcentajes próximos al 41-45%, frente al porcentaje observado de cumplimiento, próximo al 65-70%.
Conclusión: a mayor implicación, mayor beneficio de todos para todos.