Los problemas crecen
- El riesgo mayor es romper la comunicación con el adolescente, perder la pista a sus nuevos hábitos y amigos
12 julio 2017
En España, los jóvenes se inician en el consumo de alcohol, tabaco y cannabis a los 14 años, según la Encuesta Estudes. Además, un 2% de los de 16 años consumen alcohol y cannabis a diario. ¿Cómo pueden los padres detectar y afrontar si su hijo consume estupefacientes? ¿Y si, además, conduce o viaja con amigos que ya conducen turismos?
¿Qué ha pasado? La serie de televisión de los 80, dirigida por Neal Marlens, acertaba: “Los problemas crecen”. Y no sólo en casa: profesores y responsables académicos se esfuerzan para mantener un equilibrio llevadero entre la tolerancia del profesorado y la rebeldía del alumnado que facilite la convivencia en los centros educativos.
La presión del grupo
De repente. El adolescente no mira ni escucha a los padres como antes, les quita el halo de superhéroe, y rechaza casi todo. Hacer planes juntos no es posible: cualquier videojuego, serie o un rato con sus amigos/
as toma la delantera a tardes, fines de semana o vacaciones en familia.
Más allá del entorno familiar, con los primeros atisbos de autonomía, el joven descubre un nuevo mundo deslumbrante y complejo: el grupo de amigos y su peso; la lucha freudiana entre “lo que soy, y lo que esperan los demás de mí” –para entendernos, “lo que a mi grupo le gusta y lo que debo hacer para que me acepten”–. Hay demasiados estereotipos sociales y presiones del entorno (amigos, medios de comunicación, familia…) y, aunque parezca extraño,
un único espacio que conoce y domina donde manifestar su rebeldía: la familia.
Padres: ¿qué hacer?
¿Cómo afrontar esta situación –consumo, conducción, rebeldía…– por los padres? El mayor riesgo es romper la comunicación, perder la pista de sus nuevos hábitos, entornos de ocio, amigos…
Según datos de la DGT, en 2016 se sancionó a 160 jóvenes de 15 a 17 años por conducir bajo los efectos del alcohol o de sustancias psicoactivas. El doble (105) por alcohol que por otras drogas (55). Estos datos confirman que los jóvenes que consumen estas sustancias toman posteriormente un vehículo y conducen, sin duda porque, como señala la encuesta ESTUDES, su percepción del riesgo es mayor con tabaco y cannabis que con el alcohol. ¿Y qué vehículos conducen? Los datos son fraccionarios –los que proceden de las policías municipales no incluyen este dato–: la mayoría ciclomotores y motos, pero también hay, entre los jóvenes de 15 a 17 años sancionados por alcohol y otras drogas, quienes estaban al volante de cuadriciclos ligeros e, incluso, de turismos.