La basura también sirve
- Los residuos orgánicos pueden convertirse en un nuevo combustible para coches
12 abril 2019
Seat ha puesto en marcha en su factoría de Barcelona un proyecto para elaborar biometano a partir de residuos orgánicos, un nuevo combustible que se está utilizando con cuatro de sus vehículos (modelos "León" y "Arona"). Con Life Methamorphosis, nombre del proyecto, los desperdicios orgánicos se transforman en gas renovable en cinco pasos.
RECICLAR. La materia prima que se convertirá en biometano procede de los contenedores marrones y grises (lo que se pueda aprovechar). En Barcelona se generan cada día 2,5 millones de kilos de basura, de la que solo se recicla el 40%. Según Andrew Shepherd, responsable del proyecto Life Methamorphosis en Seat, “con toda la basura orgánica que se genera podemos producir biometano suficiente para mover 10.000 coches unos 15.000 kilómetros cada año”.
TRANSFORMAR. Tras seleccionar los residuos orgánicos, estos se introducen en unos digestores de unos 26 metros de altura. Al no haber oxígeno, comienza un proceso de descomposición en el que se generan gases. Sheperd aclara que el gas que resulta de este proceso (una mezcla de metano dióxido de carbono) debe ser refinado porque "aún no tiene la calidad suficiente". Los restos del material orgánico pasan a utilizarse como fertilizante.
REFINAR Y COMPRIMR. Tras el refinado del gas, se consigue un biometano de calidad óptimo para los automóviles. A continuación, el combustible pasa a comprimirse y almacenarse.
REPOSTAR. El biometano ya está listo para utilizarse en cualquier vehículo que funcione con gas. El respostaje no dura más de tres minutos.
RODAR. El fabricante cree que el potencial de este nuevo gas es muy grande. Según explican, con los desperdicios orgánicos que llegan al Ecoparc 2 de Barcelona, podrían dar la vuelta al mundo cada año 3.750 Seat "León". Sheperd subraya, además, que la producción de este biometano permite afrontar temas importantes como es “contribuir a la economía circular, reducir residuos y reducir gases de efecto invernadero, ya que su producción y uso genera un 80% menos de emisiones de C02 que la gasolina”.