Tecnología también para el parabrisas
- Escobillas calefactables, lunetas térmicas, climatización programada, tratamiento repelente de agua, etc. son algunos de los sistemas que protegen el parabrisas
03 febrero 2021
El invierno es una época complicada para los coches y sus componentes, especialmente para el parabrisas, un elemento fundamental porque de él depende que veamos bien mientras conducimos. Carglass recuerda que ya existen determinados avances tecnológicos que pueden ayudar a paliar los efectos del frío, la nieve, el hielo, la lluvia o la humedad.
Para descongelar el parabrisas
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VisioBlade. Se trata de unas escobillas calefactables con eyectores de líquidos integrados, que pueden calentarse hasta los 30ºC, por lo que es posible descongelar el limpiaparabrisas en cuatro minutos. El sistema también impide que se acumule hielo en las escobillas mientras se va conduciendo. Esta tecnología ya estaba disponible en camiones, autobuses y máquinas quitanieve y llegó al mundo del automóvil en el modelo Lincoln Aivator, un deportivo utilitario.
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"Quick Clear". Es un sistema de Ford que imita el funcionamiento de la luneta térmica trasera en el parabrisas. Unos filamentos ultrafinos (no afectan a la visibilidad) se calientan en cuestión de segundos y así eliminan el hielo del cristal. También puede ponerse en marcha a distancia utilizando una aplicación para dispositivos móviles.
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Preclimatización. Muchas marcas ofrecen sistemas de climatización estacionaria o precalimatización dentro de sus paquetes de invierno o a través de una aplicación. Se puede programar la hora de encendido o activarla a través del teléfono inteligente. De esta manera, cuando entramos en el coche, este ya está a una temperatura confortable y sin hielo en el parabrisas.
Estación meteorológica para el parabrisas
Ford también ofrece otra tecnología para evitar que el parabrisas se empañe. Este dispositivo monitoriza la humedad en el aire y los cambios en la temperatura del cristal y ajusta automáticamente el aire acondicionado y el flujo de aire preciso para evitar que el parabrisas se empañe. Los sensores están ubicados en el cristal, cerca del espejo retrovisor. Este sistema también ayuda a reducir los consumos y las emisiones, ya que optimiza el uso del aire acondicionado.
Limpiaparabrisas automáticos con sensor de lluvia
Este tipo de limpiaparabrisas es más seguro que los manuales, ya que la persona que conduce no tiene ni que activarlo ni ajustarlo a la intensidad de la lluvia. Pero, no todos los limpiaparabrisas automáticos reaccionan con la misma rapidez antes las primeras gotas ni con la misma precisión ante la cantidad y el tamaño de las gotas de agua sobre el parabrisas.
Las nuevas generaciones de sensores funcionan con una luz infrarroja y pueden ir montados en zonas del parabrisas que van tintadas. Otros llevan calefacción integrada para evitar fallos por condensación de humedad.
Tratamiento antilluvia
Se trata de un tratamiento que funciona como un repelente del agua que cae en el parabrisas, tanto si llueve como si nieva. Con este sistema, las gotas apenas tocan la superficie del cristal, ya que forman perlas que ruedan rápidamente por el parabrisas hasta que desaparecen. También impide la adherencia del hielo en los días más fríos y facilita su retirada con un menor esfuerzo. El resultado es una mejor visibilidad al volante, tanto de día como de noche.
Es fundamental que tanto el parabrisas como las escobillas estén en perfecto estado. Unos parabrisas deteriorados dejan rastros y franjas en el cristal a través del cual debemos ver mientras vamos conduciendo. Por eso, se recomienda sustituir las escobillas, al menos, una vez al año. Además, el depósito del líquido del limpiaparabrisas no debe rellenarse solo con agua, para evitar que se congelen los manguitos y se obstruyan los pulverizadores a bajas temperaturas.
Durante el invierno, se producen muchas roturas de parabrisas debido a los cambios de temperatura. Tanto la carrocería como el cristal se expanden y se contraen según el frío o el calor. En la época invernal, también debemos tener en cuenta el contraste entre calor del interior del vehículo y el frío del exterior. Por eso, un pequeño impacto en el cristal que no se arregla puede acabar en una rotura.