El triángulo de la seguridad activa
- Llevar en perfecto estado los neumáticos, los frenos y los amortiguadores garantiza que podamos tomar una curva correctamente o que frenar a tiempo
29 junio 2021
Según las previsiones de la Dirección General de Tráfico, este verano, tras acabar las restricciones a la movilidad debido a la pandemia, pueden llegar a registrarse más de 90 millones de desplazamientos por carretera, un dato similar al de 2019.
Por eso, si no queremos correr riesgos innecesarios, desde Confortauto, no aconsejan comprobar que nuestro vehículo está en perfecto estado, especialmente los tres elementos que forman el triángulo de la seguridad activa: neumáticos, amortiguadores y frenos. De su correcto mantenimiento depende que podamos frenar a tiempo o tomar correctamente una curva y que no tengamos un accidente.
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Neumáticos. Son el único punto de contacto con la carretera. Si están muy desgastados, pierden hasta el 80% de adherencia (aumenta el riesgo de sufrir acuaplanin). Si su presión es baja, además de aumentar el consumo de combustible, podríamos tener un reventón. Si van mal alineados, se reduce su vida útil alrededor del 20%. Lo recomendable es cambiarlos cada 40.000 kilómetros o cuando la profundidad del dibujo sea menor a 3 mm (el límite legal es 1,6 mm).
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Frenos. Son un elemento muy importante para la seguridad del vehículo. Por eso, debemos asegurarnos de que todas sus piezas -pastillas, discos y líquido- están en perfecto estado porque si una de ellas no tiene un correcto mantenimiento, las demás tampoco funcionarán de forma adecuada, nuestro vehículo perderá capacidad de frenado y recorrerá más distancia hasta pararse. Lo recomendable es cambiar las pastillas cada 60.000 kilómetros; los discos, cada 80.000, y el líquido de frenos, cada 2 años o 30.000.
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Amortiguadores. Forman el sistema de suspensión del vehículo y se encargan de absorber y neutralizar las irregularidades de la carretera. Así garantizan que los neumáticos siempre van tocando el asfalto. Si están desajustados, el coche no se adapta al asfalto y las ruedas pierden el contacto con el suelo, lo que provoca un desgaste prematuro del neumático o un menor agarre, comprometiendo nuestra seguridad. Se recomienda revisar los amortiguadores cada 20.000 kilómetros y cambiarlos entre los 65.000 y los 90.000.