Conducción y drogas, cifras preocupantes
- "Es un problema que afecta a los conductores que no pueden disociar el consumo de la conducción y que constituyen una parte importante de los reincidentes en infracciones y accidentes", Gregorio Serrano, director general de Tráfico
18 mayo 2018
La jornada "Drogas y Conducción. Protegiendo nuestras vidas", organizada por Fundación Mapfre y el Consejo Europeo de Seguridad del Transporte (ETSC) en Madrid, trataron de arrojar luz sobre el problema del creciente uso del alcohol y otras drogas en nuestra sociedad y de la conducción de vehículos bajo su influencia. De hecho, la presencia de sustancias psicoactivas, alcohol y otras drogas es frecuente en los accidentes de tráfico y así lo demuestra el 43% de conductores fallecidos en accidente de tráfico el año pasado que había consumido alcohol, drogas ilegales o medicamentos, según datos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses. También las últimas encuestas nacionales e internacionales (DRUID, ESRA, EDADES...) coinciden en el diagnóstico de que la tolerancia a consumir y conducir es muy alta, en especial en jóvenes –por ejemplo, dos de cada tres conductores jóvenes reconocen haber viajado con un conductor bebido y uno de cada tres con uno que había consumido porros–. De hecho, y para centrar la magnitud del problema, se señaló que, en Europa, se estima que alrededor del 8% de los conductores que han fallecido en accidentes de tráfico había consumido drogas. “Son cifras preocupantes si tenemos en cuenta que cuanto más frecuente es la presencia de drogas más grave es el accidente”, apuntó Juan Carlos González Luque, subdirector adjunto de Investigación de la Dirección General de Tráfico (DGT).
En la inauguración de la jornada, Gregorio Serrano –director general de Tráfico– señaló la preocupación de la DGT por el abuso de alcohol y otras drogas entre los conductores (“un problema actual y alarmante, que afecta a los conductores que no pueden disociar el consumo de la conducción y que constituyen una parte importante de los reincidentes en infracciones y accidentes”) y anunció algunas de las medidas que se están estudiando en la futura Ley de Tráfico, Así, por ejemplo, señaló que se seguirá con la política de "tolerancia cero" con las drogas en la conducción y anunció que, en 2019, se realizarán 150.000 pruebas de detección de drogas (en torno a 50.000 más que las que se realizarán en 2018) y que esta "vigilancia se aproximará a las zonas de consumo". También anunció que se está estudiando, a petición de las empresas del sector, la implantación obligatoria de alcolocks –unos dispositivos que impiden el arranque del vehículo si el conductor no realiza una prueba de alcoholemia o ésta da positivo–, como ya funciona en Francia. Y recordó que a aquellos conductores que, en un período de 1 año, hayan sido sancionados dos o más veces por conducción con exceso de alcoholemia o con presencia de drogas, podrán quedarse sin permiso hasta que los diferentes servicios de salud autonómicos verifiquen si se trata de una adición y realicen el seguimiento correspondiente.
La situación en Europa
En primer lugar, Frank Mütze (ETSC) expuso que el 1,9% de los europeos habían sido detectados conduciendo tras haber consumido drogas y que un 11% admitía, en encuestas, haber conducido tras consumir. Verena Zimmermann explicó cómo habían mejorado los equipos encargados de la detección de drogas y cuales son las tendencias en las que se trabajan (mayor precisión, mayor rapidez, mayor número de parámetros y digitalización). Sjoer Houwing (CBR) explicó la experiencia holandesa tras el cambio normativo de 2017 de la que aconsejó tomar nota para evitar caer en errores. Kim Wolff (King's College, Londres) detalló el trabajo realizado por un grupo de expertos para determinar cuáles son los niveles a partir de los cuales el organismo del conductor se ve afectado por el uso de alcohol y otras drogas y por cuanto se multiplica el riesgo al conducir utilizando determinadas drogas y medicamentos.
Igualmente, el teniente coronel José Luis Díaz, de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, explicó cómo la operativa de un control de drogras, recordó los esfuerzos para la adquisición de material y formación de los agentes que se realizan y recordó el número de controles realiados desde 2011 y el número de conductores detectados como positivos en ellos (31.165 en 2017). Mientras Eduardo Mayoral (ALSA) expuso la perspectiva desde una empresa dedicada al transporte de viajeros, reclamando una normativa que permita a las empresas hacer controles preventivos de alcohol y otras drogas entre sus conductores.
El peligro del Cannabis
La droga más consumida en España es el cannabis, sustancia que se percibe como la menos peligrosa para la conducción. Así lo manifestado Juan Carlos González, quien también ha subrayado que, en nuestro país, ha ido cambiando paulatinamente el tipo de consumo de alcohol. Hoy es “menos social y más compulsivo”, como lo demuestra el llamado consumo 'en atracón', un comportamiento que ha crecido sustancialmente desde 2005, que afecta hasta el 35% de los jóvenes entre 20 y 30 años, y, que “implica un incremento de conductas de riesgo y mayor probabilidad en el desarrollo de dependencia alcohólica”. También ha señalado que “la eliminación del consumo de alcohol y otras drogas contribuiría a reducir la siniestralidad vial mortal hasta un 50%”.
Mario Sanz, fiscal adscrito al Fiscal de Sala y coordinador de Seguridad Vial, recordó, desde el punto de vista jurídico, la diferencia existente entre la sanción administrativa –que solo exige probar la presencia de drogas en el conductor, algo que se acredita con los resultados de la prueba de detección– y el delito –que exige probar la influencia de la droga sobre las facultades del conductor– y que recordó que es necesario "aumentar la inversión destinada a incrementar el número de pruebas y controles de drogas y extender la formación especializada a los agentes de policía, especialmente en el ámbito local".
La doctora Nuria Guisández, investigadora de la Universidad Complutense, recordó los resultados de su estudio: "El consumo de alcohol puede tener implicaciones graves cuando se realizan tareas complejas como la conducción". De hecho, su estudio demuestra que con concentraciones bajas de alcohol –equivalente a una lata de 33 cl. de bebida alcohólica– se incrementan los metros de las distancias de frenado (28%), se deteriora la agudeza visual (4%) y se incrementa la velocidad de circulación. Por ello, reclamó la reducción de los límites de alcoholemia, aunque, señaló, "la mejor propuesta estaría encaminada a implantar niveles de riesgo cero". También Eulalia Alemany (FAD) adelantó algunas conclusiones de un estudio realizado entre jóvenes para ver cuáles eran los comentarios y actitudes de estos frente a la conducción. "Hay que saber cómo piensa y cuáles son sus referentes para hacer que las campañas de concienciación funcionen", señaló.
Intolerable
Por último, Jesús Monclús destacó que “nuestra sociedad no puede tolerar que un 43% de los conductores fallecidos dé positivo en los controles de alcohol y otras drogas porque supone que cerca de 800 personas pierden la vida al año en España en siniestros con implicación de este tipo de sustancias” y reclamó “mayor protagonismo” para este tema en la próxima estrategia española de seguridad vial.
Por último, clausuró la sesión Bartolomé Vargas quien recordó que el derecho penal es la última estrategia y que "los controles de drogra tienen una función preventiva clara: el conductor detectado como positivo en un control no se dirige hacia la muerte, ni lleva a la muerte a los pasajeros o a personas ajenas a su decisión de conducir tras consumir drogas" y pidió una estrategia nacional para evitar el consumo de drogas que abarque distintos ámbitos, como el familiar, laboral, escolar y, sobre todo, sanitario.