Cómo ser un conductor seguro a los 65 años
- A ciertas edades es habitual tomar medicamentos habitualmente que pueden afectar a la conducción
10 junio 2020
Cumplir años tiene como contrapartida una merma de las capacidades para conducir. Por ejemplo, rigidez en los músculos y las articulaciones, lo que puede dificultar girar la cabeza lo suficiente para controlar los ángulos muertos; reflejos más lentos a la hora de frenar o virar el volante para evitar un accidente; reducción del ángulo de visión, dificultades para ver de noche y mayor peligro ante deslumbramientos; problemas de audición que impiden detectar el ruido del motor o los avisos de otros vehículos; dificultad para dividir la atención entre tareas como mirar el cuadro del vehículo o el navegador y atender a la vez a la carretera; problemas para conducir por zonas desconocidas, congestionadas o en cualquier situación que genere estrés; mayor propensión a la fatiga; dificultad para leer rápidamente los carteles y cumplir con las señales; problemas a la hora de conducir en situaciones meteorológicas adversas: lluvia, niebla...
Eso sin contar con que a ciertas edades es habitual tomar medicamentos que afectan a la conducción.
Consejos para conductores mayores
Thyssenkrupp Home Solutions recomienda una serie de consejos a tener en cuenta por nuestros mayores a la hora de volver a ponerse al volante:
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Evitar conducir en circunstancias meteorológicas adversas, como la lluvia.
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No viajar de noche y evitar vías poco iluminadas.
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Programar las salidas y llegadas en días y horas de menor tráfico.
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Prestar atención a los síntomas de fatiga, hacer paradas frecuentes y dividir los trayectos largos.
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Huir de conductores con comportamientos peligrosos, agresivos o que circulen muy cerca; desviarse y parar si es necesario.
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No beber nada de alcohol, ni siquiera un poco, cuando se va a conducir.
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Consultar con el médico si la medicación que se toma puede dificultar la conducción.
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Cuidar la forma física, hacer ejercicio y seguir una dieta saludable tratando de mantener un peso adecuado.
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Realizar ejercicios de entrenamiento cerebral como sudokus, crucigramas, juegos de ordenador, etc. para preservar las habilidades cognitivas, de inteligencia, velocidad de procesamiento, memoria, resolución de problemas...
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Ejercitar la coordinación motora con trabajos manuales, construcciones...
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Someterse a revisiones periódicas de salud generales y oftalmológicas.
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Asumir y expresar los temores. Si uno no se siente seguro para emprender un viaje, decirlo, pedir ayuda, buscar alternativas. No preocuparse por el qué dirán.
Vehículos inteligentes, una gran ayuda
En Japón, los mayores de 75 años ya están obligados a contar con un sistema de frenado inteligente y detectores de obstáculos en su vehículo si quieren que se les renueve el carné de conducir. Las estadísticas dicen que la confusión entre pedales es la principal causa de los accidentes de los mayores.
Comprar un vehículo moderno es una inversión en seguridad. Es básico tener un coche manejable y con todas las estrellas de EuroNCAP, el indicador europeo de seguridad de nuevos automóviles. Debe incluir asistencia de frenada, aviso de cambio de carril, cámara trasera, protección de los ocupantes, control electrónico de estabilidad, automatismos en luces y limpiaparabrisas, amplias ventanillas y retrovisores, airbags, etc.
Es verdad que en un principio puede generar cierto estrés hacerse con las novedades, pero siempre se podrá pedir ayuda a alguien más joven y practicar en zonas no transitadas.
Y otra cosa: no basta con llevar siempre puesto el cinturón, sino que hay que regularlo a la altura necesaria y a las condiciones físicas de cada uno; que no pase por el cuello, que la banda inferior se ajuste por debajo de las crestas ilíacas, etc. Es importante actualizarse constantemente en las normas de seguridad vial.
Es el reconocimiento médico y no la partida de nacimiento lo que determina si una persona puede conducir o no. Pero además de las causas médicas, estos son algunos signos que las personas mayores deben tener en cuenta como señales de que hay que dejar el coche:
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Quién va en el asiento del copiloto está rígido, asustado, corrige errores de conducción o expresa claramente su temor.
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El propio conductor empieza a notar cierta inseguridad.
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Sufre con cierta frecuencia pequeños accidentes, rozaduras y choques.
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Otros conductores se quejan y le pitan.
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Tiene más despistes y equivocaciones en las rutas habituales.
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Los desplazamientos conocidos le llevan más tiempo del acostumbrado.
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Cree que hay más sobresaltos que antes, más gente que actúa mal a su alrededor, motoristas, ciclistas y peatones que "surgen de la nada".
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Los amigos y la familia expresan sus dudas para que siga conduciendo.