Al partido, con el cinturón abrochado
- El Consejo Superior de Deportes no concederá subvenciones para desplazamientos a los clubes deportivos que no utilicen autobuses provistos de cinturones de seguridad
20 enero 2015
Hace unos meses, la localidad pacense de Castuera se vestía de luto por la muerte de cinco jóvenes en accidente de tráfico. Pertenecían al Club Monterrubio de la Serena y volvían de disputar un partido de fútbol, cuando el minibús en el que viajaban chocó frontalmente con una excavadora. Fuentes de la investigación indican que muchos de los chicos no llevaban puesto el cinturón de seguridad.
Como ellos, cada fin de semana 60.000 clubes deportivos desplazan a sus jugadores –en España hay más de 3 millones de deportistas federados– para disputar la competiciones deportivas. Desde 2006, el Reglamento de Circulación establece como obligatorio el uso del cinturón de seguridad para todos los ocupantes mayores de 3 años en todos los autobuses y minibuses equipados con ellos. Y desde 2007 –según Directiva Europea– todos los autobuses nuevos deben equipar cinturones de seguridad en todos los asientos.
Consecuencias muy graves
Aunque la siniestralidad en el sector es muy baja, menos del 1% de los accidentes con víctimas, según datos de Asintra (Federación Española de Empresas de Transporte de Viajeros), las consecuencia en caso de choque o vuelco son muy graves si no se lleva abrochado el cinturón de seguridad. Sin embargo, tragedias como la de Castuera demuestran que el uso de los cinturones no está tan extendido como debiera.
El MInisterior del Interior y el Ministerio de Cultura han firmado recientemente un convenio de colaboración para fomentar el uso del cinturón. Asimismo, se establece que el Consejo Superior de Deportes (CDS), a través de las Federaciones Deportivas Españolas, condicionará el abono de las subvenciones para desplazamientos a que los transportes colectivos de los deportistas se realicen con autobuses que vayan provistos de cinturones de seguridad.
"A los más mayores hay que recordarles que se lo abrochen mientras que los más pequeños se lo ponen en cuanto suben. Lo tienen automatizado, igual que en el coche de sus padres".
"No sale de ellas –cada fin de semana viaja con chicas de 13 a 17 años a las que entrena–, entran en tropel al autobús y van mal colocadas y sin cinturón, pero en cuanto se lo digo yo, me hacen caso".
"La labor educativa es de los padres y, por ello, nos corresponde a nosotros concienciarles antes del viaje de la importancia del cinturón para que luego ellos solos se lo abrochen con naturalidad. Además, el conductor debe informarles de su obligatoriedad, y el entrenador comprobar que lo hagan".