Más sostenibles, más accesibles y más seguras
- Ávila registró 700 accidentes de tráfico en 2015, todos ellos fuera del centro
- Hay que fomentar la intermodalidad, entendida como una cadena de viajes
15 julio 2016
Son 15 las ciudades españolas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: Toledo, Córdoba, Tarragona, Salamanca, Segovia, Ávila, Santiago de Compostela, Baeza, Úbeda, Cáceres, Alcalá de Henares, San Cristóbal de La Laguna, Mérida, Ibiza y Cuenca.
En todas estas 15 ciudades, independientemente del número de habitantes, se producen problemas comunes. De ahí la finalidad del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, que nace para actuar de manera conjunta en la defensa del patrimonio histórico y cultural de estas ciudades, y del Libro Blanco sobre la Movilidad en los Conjuntos Históricos en las Ciudades Patrimonio de la Humanidad, que busca, según Antonio Valdenebro, coordinador técnico de la publicación y jefe de Movilidad del Ayuntamiento de Córdoba, “todo aquello que nos une y compartir experiencias de todo aquello en lo que hemos acertado y hemos fallado a lo largo del tiempo”.
Control de acceso mediante bolardo abatible en Tarragona
Inaccesibles y turísticas
El problema es precisamente aquel del que procede su atractivo turístico: calles estrechas, trazados tortuosos, pendientes, sin espacio para estacionar y edificios sin garajes. Deben convertirse en accesibles y funcionales, cuando, precisamente, se diseñaron para resultar impenetrables para sus enemigos.
Además de su configuración física, otro de los condicionantes que presentan es que son grandes receptoras de turistas. Deben estar capacitadas para asumir la visita de miles de personas de manera estacional, es decir, concentrada en fines de semana, festivos, vacaciones...
Javier Melgosa, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Salamanca, explica que “la calidad del entorno, tanto natural como urbano, ha adquirido una enorme importancia en el desarrollo del turismo”.
Calle peatonal en San Cristóbal de La Laguna
Movilidad ciclista
Alcalá de Henares, junto a Salamanca y también Córdoba, han apostado de manera significativa por este modo de transporte. Destacan los 55 kilómetros de carril bici instalados en Alcalá de Henares (Madrid)y sus más de 4.000 usuarios. Para el resto de ciudades no es fácil. El clima y la orografía suelen ser serios impedimentos para desarrollar una buena red de itinerarios ciclistas. Segovia, sin embargo, utiliza un servicio de bicicletas asistidas por motor eléctrico para paliar los efectos de sus empinadas cuestas. Otra variante es el uso de bicicletas eléctricas para carga de mercancías que existe en Córdoba, utilizada por los comerciantes de las zonas peatonales. Y, como experiencia piloto, en Baeza (Jaén) se han creado patrullas de Policía Local (BIPOL), con bicicletas de pedaleo asistido, con servicios para zonas peatonales.
En Toledo coexisten tres modalidades de estacionamientos de rotación en superficie, situados en las vías públicas y sujetos al pago de una tasa municipal (ORA): Plazas azules, en zonas de escasez de aparcamiento para provocar una alta rotación y facilitar que se compartan las plazas disponibles (limita a 2 horas el tiempo máximo de permanencia). Plazas naranjas, en zonas de estacionamiento medio, sin limitación de permanencia. Y plazas verdes, en zonas de estacionamiento muy escaso, reservadas a residentes . Además, dispone de 5.410 plazas, tanto en superficie como subterráneas, en aparcamientos disuasorios gratuitos. Por si esto no fuera suficiente, funcionan dos programas municipales: ‘Compartir coche’, para vecinos que trabajen en la misma zona y residan en el mismo barrio; y ‘Compartir parking’, los vecinos intercambian sus plazas de garaje durante su horario laboral.
Ubicar dos puntos para la carga y descarga de turistas que acuden principalmente en transporte colectivo, como propone el Ayuntamiento de Salamanca presenta varias ventajas. Está programado para que los viajeros desciendan en el primer punto (ubicado en la avenida de Mirat, junto a la plaza Gabriel y Galán) y, tras cruzar por las principales calles peatonales y comerciales del casco histórico, accedan a la zona monumental, por un trazado prácticamente llano, con una bajada en el tramo final (para salvar el desnivel que existe entre las catedrales y el puente romano), donde serían recogidos por los autobuses, para finalizar la visita.