Estrés tecnológico al volante
- Al 25% de los conductores les distraen bastante o mucho los nuevos dispositivos
10 enero 2017
En los últimos años se ha incorporado en los vehículos una serie de diferentes dispositivos de seguridad como los detectores de ángulo muerto, la frenada de emergencia autónoma o los sensores de aparcamiento. Pero la cantidad de información que facilitan y el número de sistemas que hay que mantener bajo control pueden, también, producir también un alto nivel de distracción mientras se conduce el vehículo.
Son muchos los sistemas que ayudan a hacer la conducción más segura. La mayor parte de ellos se esconden tras unos nombres y siglas que no todo el mundo entiende. Sistemas como el ABS, ESP, BAS, control de tracción o control del ángulo muerto son parte de los elementos que, poco a poco, se han abierto paso en los automóviles modernos.
Un estudio reciente del RACE y Castrol reveló que la falta de conocimiento que existe sobre el funcionamiento de estas tecnologías puede tener efectos negativos en la conducción, ya que un 6% de los conductores llegan a asustarse por estos sistemas; al 13%, les estresa; y al 25%, les distrae bastante o mucho.
Paciencia con la tecnología
Es necesario conocer el funcionamiento de cada sistema para evitar esa sensación aprensiva y de ansiedad provocada por el uso de la tecnología (sobre todo de los dispositivos móviles) que genera una tensión continua en la conducción conocida como ‘estrés tecnológico’. Ante cualquier avance, dispositivo o aplicación del vehículo que no se sepa manejar, es preferible familiarizarse con él (nunca en movimiento) y repasar el manual de instrucciones para entender cómo actúa. A pesar del alto grado de desconocimiento de los usuarios, este tipo de explicaciones se facilitan al usuario al adquirir un vehículo nuevo. Pero no siempre son suficientes. Por ejemplo, según un estudio del RACE, el 86% de los conductores desconocen cómo se utiliza o qué hacer si entra en funcionamiento el sistema de detección de fatiga.
Para mejorar la formación de los conductores, el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) ha dado prioridad a la formación teórica y práctica en sus cursos de perfeccionamiento de conducción, ya que “los usuarios están cada vez menos familiarizados con la tecnología que incorpora su automóvil, cómo funciona y para qué sirve”. Quieren que sus alumnos aprendan que los sistemas electrónicos de seguridad no son la panacea, ni que dan carta blanca para conducir de cualquier manera, sino un corrector de errores que deben ser evitados a toda costa.
Asimismo, según estudios del RACC, el desconocimiento o el exceso de confianza en la tecnología influyen de manera directa en la conducción. Así, si el sistema avisa al conductor cuando supera el límite de velocidad pero el control es automático, el conductor puede olvidarse del acelerador y producir una excesiva relajación en vías rápidas.
Por su parte, investigadores españoles y alemanes han desarrollado un sistema que analiza el comportamiento del conductor, y, basándose en los datos recabados (velocidad, cambios de marcha, aceleración…), le hace una serie de recomendaciones en tiempo real, según la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE).
Este estrés que provocan las tecnologías en el vehículo afecta de manera directa a nuestro estado psicofísico. Según explica Luis Montoro, presidente de la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL), el estrés es un proceso general de adaptación al medio cuyos problemas aparecen cuando su nivel es muy intenso y se mantiene durante mucho tiempo. Si la adaptación a dicho medio, en este caso las tecnologías al volante, es permanente, la mente no podrá descansar y, en consecuencia, el cuerpo realizará acciones negativas.
La salud y la concentración al volante tienen que ser compatibles para conducir de manera segura. Con el cambiante modo de la información y el constante avance de las telecomunicaciones, parece que nunca se puede estar al día con las novedades tecnológicas. Según Antonio Cano Vindel, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, en la conducción el estrés depende del nivel de conocimiento. Mientras se aprende a conducir, se genera un nivel de alteración y repercute en una emoción asociada al estrés que es la ansiedad.
La cantidad de datos que el conductor puede visualizar y tener en cuenta durante la conducción puede fatigarle y, lo que es peor, distraer su atención al ocuparse de otros datos y apartar su vista puesta de la conducción. La labor de conducción exige un nivel de concentración adecuado a las circunstancias y cualquier tipo de distracción puede provocar un error en la carretera con consecuencias letales.