Alergias: cuidado al volante
- La somnolencia que provoca la alergia y algunos medicamentos para su tratamiento, un problema al conducir. Por eso, nunca se automedique
27 abril 2017
Estornudos en salva, secreción nasal acuosa, congestión y picor nasal, lagrimeo, picor en los ojos, cierta conjuntivitis… Si sufre estos síntomas, usted pensará que está acatarrado, pero también podría tratarse de una alergia al polen. ¿Cómo saber de qué se trata? Lo mejor es acudir al médico, pero fíjese en si tiene conjuntivitis. El catarro no suele producirla –y sí fiebre y tos con expectoración– y la alergia sí la provoca –sin fiebre, con tos seca y fatiga nocturna–. Si, además, los síntomas desparecen cuando llueve y vuelven a cesar esta y empeoran con el viento, será alergia.
¿CÓMO AFECTA A LA CONDUCCIÓN?
Los síntomas producidos por el ataque alérgico (lagrimeo, congestión nasal, fatiga, estornudos en cadena…) ya pueden dificultar la conducción segura. De hecho, al encadenar estornudos sin parar se retira la atención de la carretera hasta 15 segundos. Además, el 50% de los alérgicos sufre alteraciones del sueño –los que sufren congestión nasal no pueden dormir bien– y, por ejemplo, el 40% de los que padecen rinitis alérgica sufren somnolencia diurna, lo que también interfiere en la seguridad al volante.
Los antihistamínicos se utilizan para tratar las enfermedades alérgicas. Desde hace algunos años incorporan en sus embalajes un pictograma que avisa de sus efectos sobre la conducción y en sus prospectos un apartado que explica los efectos, si los tienen. Los que utilizan como principio activo bilastina, ebastina, desloratadina, loratadina y terfenadina NO producen efectos sobre la conducción y son, por ello, mejores para la seguridad al volante.