Sexo, movilidad y roles de género
- La movilidad de hombres y mujeres es diferente porque sus roles sociales son distintos
02 julio 2019
Está en un atasco camino del trabajo. Mire alrededor. Vea quién conduce. En automóvil, 6 de cada 10 serán varones; en moto, solo conducirán 2 mujeres de cada 10; y en bici, solo verá a 3 mujeres. Pero en la acera 6 de cada 10 peatones serán mujeres. En autobús serán 7 de cada 10 usuarios; y en metro y cercanías, tranvías…), 6 de cada 10.
Estas cifras de la Encuesta de Movilidad en Día Laborable de 2017 de Barcelona, sitúan cómo se desplazan mujeres y hombres. Y otros como el Observatorio de Movilidad Metropolitana 2017 lo confirman. Este reunió datos de veinte ciudades españolas y en todas la mujer destaca como usuaria de transporte público. En Madrid superan a los varones en un 9%; en Barcelona, un 4%; y, en Málaga o A Coruña (33% varones-67% mujeres), los duplican. Y la Encuesta de Movilidad en la Comunidad de Madrid de 2014 apunta la “mayor proporción de mujeres” en medios no mecanizados, mientras que en vehículo privado hay “mayor representación de hombres”. Quizás, porque, como dice Cristina Valdés (“La Movilidad en la Comunidad de Madrid. ¿Una cuestión de género?”), “la mujer es más cautiva del transporte público debido a la menor disponibilidad de carné de conducir y porque, en hogares con un solo vehículo, el hombre dispone de él en primer lugar”.
Motivos de viaje
La Encuesta de Movilidad en Día Laborable también halla diferencias por sexo en el motivo del viaje. Los hombres viajan más por trabajo (21% ellos-16% ellas). Pero en compras cotidianas las mujeres (9,2) duplican a los varones (5,9), igual que si se analiza el acompañamiento y/o cuidado de personas, que motiva el 10,3% de los viajes de mujeres y el 6,7% de los hombres. Y en Bilbao, su Plan de Movilidad Urbana Sostenible 2015-2030 también detecta que, en viajes internos por trabajo “con origen y destino similar, los bilbaínos utilizan el vehículo privado en un 40% de los casos mientras las bilbaínas solo en el 10%”.
Así, los datos confirman la diferente movilidad de mujeres y hombres. Pero, ¿por qué esas diferencias?
Las señales de tráfico que llenan calles y vidas son tan habituales que interiorizamos sus iconos como normales. Sin embargo, la mujer apenas aparece o solo figura en las referidas a actividades relacionadas con el ámbito de lo doméstico, del cuidado o en una posición secundaria. Esto mantiene los estereotipos, no contribuye al reparto equitativo de las responsabilidades sociales, invisibiliza a la mujer y da una visión sexista de la realidad.
El “Manual práctico para una señalización urbana igualitaria”, editado por FEMP, recomienda aplicar en dichas señales la pertinencia de género (“situación en la que resulta relevante tener en cuenta la dimensión de género porque su inclusión o ausencia implica efectos diferentes en la vida de mujeres y hombres”). Y anima a cambiar las que reproducen o perpetúan estereotipos de género y desigualdades entre mujeres y hombres.