¡Tú, en coche; yo, en metro!
- Los hombres mueren más en la carretera, pero los coches son más inseguros para ellas
02 julio 2019
Incluir la perspectiva de género en las políticas públicas significa analizar si las decisiones tomadas tienen el mismo impacto en hombres que en mujeres. También cuando hablamos de movilidad. Hasta ahora, esta siempre se ha planteado atendiendo únicamente a los desplazamientos productivos (al trabajo), que son los que realizan los hombres. Fuera quedaba todo lo relacionado con los cuidados y las tareas domésticas, es decir, la llamada movilidad personal, que es la que básicamente realizan las mujeres. Es hora de cambiar los paradigmas.
Tradicionalmente, el ámbito de lo público –la calle, la ciudad– ha sido de los hombres, por lo que la planificación urbana y de movilidad se han diseñado desde una perspectiva androcéntrica, sin tener en cuenta criterios como la accesibilidad, la proximidad o la seguridad, que sí son importantes para las mujeres. La socióloga Sara Ortiz Escalante, miembro de la cooperativa feminista Col-lectiu Punt 6 de Barcelona, apunta que la movilidad hasta ahora no se ha ocupado de los trayectos dedicados a las tareas domésticas, reproductivas y de cuidados (un trabajo no remunerado que mayoritariamente siguen realizando las mujeres).
En su opinión, es necesario abordar la movilidad no solo haciendo análisis cuantitativos, sino también cualitativos, en los que se incluya, por supuesto, la perspectiva de género.
Hombres y mujeres: diferente uso del tiempo
La profesora Inés Sánchez de Madariaga, directora de la Cátedra UNESCO de Políticas de Género en STI, en la Universidad Politécnica de Madrid, explica que los desplazamientos de hombres y mujeres son diferentes porque diferente es el uso del tiempo que hacen los unos y las otras. Los datos dicen que ellas siguen dedicando mucho más tiempo a las tareas domésticas y al cuidado de los miembros de la familia mayores y menores que no son autónomos.
Desde el Col-lectiu Punto 6 se insiste en que la movilidad debe abordar cuatro aspectos:
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Accesibilidad. Tener en cuenta a las personas con diversidad funcional y a sus acompañantes, fundamentalmente mujeres.
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Movilidad personal. Pensar en lo cotidiano, en los cuidados, en la vida diaria.
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Seguridad. Lograr que los desplazamientos sean seguros, especialmente que las mujeres y niñas no sientan miedo a la violencia machista.
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Nocturnidad y ocio. Diseñar estrategias concretas porque hasta ahora no se ha hecho lo suficiente. En estos momentos, la movilidad de las mujeres por la noche “se paraliza o se altera” debido a la inseguridad, la falta de transporte público, etc.