Última milla, una carrera de obstáculos
- 260 trabajadores -144 durante su jornada- murieron en accidente laboral de tráfico, la cifra más alta desde 2010
13 diciembre 2019
Solo el lunes siguiente al Black Friday o “viernes negro” –el 29 de noviembre–, una práctica comercial copiada de los norteamericanos y que inaugura la temporada de compras navideñas, se movieron en España 3,5 millones de paquetes vendidos por el comercio electrónico o e-commerce (un 10% más que en 2018). Esto supone una media de 2,5 millones de paquetes diarios en las semanas posteriores, según datos de la patronal del sector UNO Logística.
Las ventas a través de internet están transformando nuestros hábitos de consumo. Ya no recorremos tiendas físicas, sino escaparates digitales, para solicitar, cada vez con mayor frecuencia, entregas rápidas (hay servicios de hasta 2 horas), baratas y en el propio domicilio. Es más. Las tiendas físicas, lejos de desaparecer, se están transformando en pequeños almacenes de reparto o puntos de recogida de paquetes, que asisten en una de las etapas más complicadas de la cadena logística: la última milla.
El fenómeno del e-Commerce
La principal dificultad es su ritmo de crecimiento. En el primer trimestre de 2019, el volumen de ingresos por compras a través de internet batió un nuevo récord al superar los 10.900 millones de euros –un 30% más que en el mismo período del año anterior–. Así se recoge en el último informe de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia). Detrás de esta cifra récord, y a veces desapercibida, aparece otra: el aumento de la movilidad y de la siniestralidad vial. Según datos del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), 2018 registró 71.886 accidentes laborales de tráfico (la cifra más alta de la última década) en los que perdieron la vida 260 trabajadores (la más alta desde 2010). De ellos 144 murieron durante su jornada laboral.
Como telón de fondo, los problemas de movilidad que estas entregas generan: atascos, tráfico, ruidos, contaminación… Uno de los colectivos más vulnerables son los motoristas de reparto. La DGT tiene previsto, a través de empresas, ofrecer cursos de conducción segura para estos trabajadores (ver recuadro). Ya existe, con apoyo de este organismo y el Ministerio de Fomento, la Escuela de Repartidores, que la patronal UNO Logística inició en 2018 y que utiliza simuladores de conducción (reportaje “Más preparados, menos accidentes”, núm. 250 de nuestra revista). Y el INSST ha desarrollado una campaña “Hazte visible”, que comenzó en 2017 en la Comunidad Valenciana, “enfocada en la visibilidad del conjunto motorista-moto”, explica Ángeles de Vicente, coordinadora de Investigación e Información del INSST. Consta de material reflectante, charlas de sensibilización previas al uso del material y seguimiento del impacto. Ya se han sumado las comunidades de Madrid, Aragón, Extremadura y Navarra. En 2020, llegará a Galicia.
Puntos críticos
El sector logístico representa el 6% del PIB, mueve más de 500 millones de envíos diarios y 5 millones de toneladas al año y agrupa a más de 800.000 trabajadores. Y tiene que afrontar importantes retos. Además de cumplir con la exigencia de inmediatez y con los objetivos de ser competitivos y eficientes, el sector tiene que renovar su flota de vehículos a otros más pequeños, más operativos y con menor impacto ambiental. Y ello sin que exista infraestructura de recarga pública, “en especial en las rutas de reparto, para vehículo eléctrico y estaciones de Gas Natural (GNL y GNC)”, por ejemplo, como denuncia Francisco Aranda, presidente de UNO Logística. Se les exige flexibilidad a la hora de disponer de vehículos de menor tamaño, pero se les limitan las horas en las que pueden cargar o descargar mercancías. “Abrir una ventana de tarde y favorecer el reparto nocturno, evitará la congestión y facilitará una última milla más eficiente“, asegura el presidente de UNO.
Sin embargo, unas son las reivindicaciones del sector y, otra, las de las Administraciones Públicas que, muchas veces, “tienen sus propios objetivos y prioridades”, explica Olga Lozano, subdirectora de Aparcamientos, Medio Ambiente y Movilidad en el Ayuntamiento de Madrid. Ramón García, director de Innovación y Proyectos del Centro Español de Logística, recuerda que “la logística de distribución de mercancías en entornos urbanos es el resultado de la interacción de numerosos agentes cuyas motivaciones no están siempre alineadas y, en muchas ocasiones, resultan en intereses encontrados. De ahí, parte de su complicación a la hora de gestionarla y regularla”.
Planificación urbana
Por eso parece importante que la Distribución Urbana de Mercancías (DUM) sea parte de la solución y no el problema. La Generalitat de Catalunya y la Autoridad del Transporte Metropolitano de Barcelona (ATM) elaboraron en 2018 el Libro Blanco de la DUM. Sergi Martínez-Abarca, jefe del servicio de Gestión de Transporte de la ATM, explica que, además de ser un documento de referencia, pone a disposición de empresas y administraciones dos herramientas: una plataforma digital de información logística, para facilitar la eficiencia de las entregas, y una guía práctica con recomendaciones y medidas para Ayuntamientos.
El escenario es similar a una carrera de obstáculos donde la destreza y el ingenio son claves para concluirla con éxito. Mientras algunas empresas no pueden realizar la distribución en domicilio, surgen startups que trabajan de noche y pueden elegir el día y la hora de entrega. Otras ofrecen 'click & collect' –puntos físicos de recogida–; buzones o taquillas inteligentes ubicados en portales o en garajes, incluso en las oficinas.
Especialmente vulnerables son los trabajadores dedicados al reparto de comida a domicilio. Alejandro del Val, responsable de salud laboral de la Federación de Servicios de CC.OO.-Madrid describe el perfil de este colecitvo: “Personas muy jóvenes que en muchos casos se enfrentan a su primer trabajo, que consideran que es una situación pasajera y que no son informados de los riesgos que están corriendo”. Lidón Lozano, subdirectora general de Formación y Educación Vial de la DGT, anuncia que este organismo tiene intención de poner en marcha cursos de conducción segura voluntarios para motoristas, que se bonificarán con puntos en el permiso. "Lo interesante de estos cursos es que promueven la formación voluntaria ofreciendo un número de horas teóricas y prácticas en circuito cerrado y en circulación, con la finalidad de conseguir comportamientos más seguros", explica. Además, se estudia ofrecer a las empresas cursos de conducción segura para aquellos trabajadores que reparten mercancías con una moto, a través de la formación que brinda la Fundación Estatal de Formación para el Empleo.
Stuart, que nació en 2015 en Francia y aterrizó un año después en Barcelona y Madrid, es una plataforma que trabaja con mensajeros en bicicleta para realizar envíos los siete días de la semana en menos de una hora. Otro servicio es el de Paack, una startup barcelonesa cuya plataforma permite a los consumidores de productos online recibir cualquier paquete en un tiempo medio de entrega de 54 minutos. Citibox, fundada en Valencia en 2015, ha desarrollado un sistema operativo que gestiona buzones inteligentes instalados en los portales de edificios, incluso en las oficinas, a modo de taquilla o buzón tradicional. Empresas de transporte como UPS subcontratan el transporte a terceros para el reparto en última milla, en zonas de tráfico restringido. Esta actividad frenética requiere trabajadores. Unas 969.000 personas trabajan en el sector del transporte y la logística, según la Encuesta de Población Activa que elabora el INE (el 5% del empleo total).