Así son los controles de alcoholemia y drogas
- Agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil especialmente formados son capaces de detectar los síntomas.
29 abril 2021
Nos puede tocar a cualquier conductor, a cualquier hora y en cualquier carretera. En cualquier momento y lugar podemos ser llamados a soplar en un alcoholímetro o a dar una muestra de nuestra saliva, ambas incluso, para confirmar que cumplimos con una de las reglas del tráfico: que nuestras capacidades necesarias para conducir permanecen intactas.
En 2019 (último año del que hay estadísticas consolidadas), uno de cada cuatro accidentes mortales en carretera fue por el alcohol, la segunda causa de siniestro solo por detrás de las distracciones. Ese año, uno de cada tres conductores fallecidos en siniestros viales había consumido alcohol u otras drogas.
“Por su valor disuasorio, las pruebas de alcoholemia y drogas contribuyen a reducir el número de accidentes, fallecidos y heridos en las carreteras. La capacidad de vigilancia es fundamental y es inversamente proporcional al número de accidentes: a más vigilancia, menos siniestros”, explica Paula Márquez, subdirectora adjunta del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT.
Y de hecho, uno de los objetivos estratégicos recogidos en la Agenda 2030 es “reducir a la mitad el número de lesiones y fallecidos en siniestros viales también relacionados con el consumo de alcohol, así como los relacionados con sustancias psicoactivas”.
Los primeros, en 1981
La DGT comenzó a hacer controles de alcoholemia en carretera a los conductores en 1981. Respecto a los test de drogas, los primeros llegaron en 2010. Desde la implantación de ambos, su número ha ido aumentado hasta alcanzar los 6,5 millones de pruebas de alcoholemia y más de 100.000 de drogas en 2019.
“Después de 40 años realizado pruebas de alcohol, estamos más concienciados de que beber alcohol es incompatible con la conducción segura. Con el aumento progresivo del control del consumo de drogas en los conductores pretendemos conseguir el mismo objetivo”, apunta Julio Pérez, especialista en Drogodependencias del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT.
En la actual situación de pandemia, el procedimiento para realizarlas sigue un protocolo sanitario para garantizar la seguridad de los ciudadanos y de los agentes: distancia de seguridad, realización de la prueba fuera del habitáculo, medidas de higiene en la manipulación de los dispositivos y boquillas precintadas desechables en contenedores de residuos biológicos (ver infografía).
Alcoholemia
Entre los distintos motivos para realizar controles (ver recuadro), el preventivo es el más habitual. Cuando los agentes de la Agrupación de tráfico de la Guardia Civil (AGTC), formados específicamente para la detección de drogas, detectan síntomas de conducción alterada en un conductor, le realizan la prueba y le informan sobre el procedimiento y las posibles consecuencias de un positivo y de negarse a realizar la prueba. Habitualmente, en primer lugar se suele realizar la de alcoholemia.
“El alcohol es la droga que da mayor número de positivos. Sigue siendo la causa principal de la conducción alterada”, apunta Márquez.
Para una medición precisa de la alcoholemia, se utilizan dos tipos de alcoholímetros con distintas sensibilidades: uno de aproximación o indiciario, que detecta la presencia de alcohol; y otro evidencial, que confirma el primer resultado y precisa la cantidad exacta de alcohol en aire espirado. Su funcionamiento debe estar siempre certificado por el Instituto Nacional de Metrología.
Drogas
Cuando la alcoholemia es negativa, el conductor puede continuar la marcha. Pero también puede ser sometido a control de drogas si presenta síntomas: “Las drogas depresoras producen cansancio, apatía, enrojecimiento de ojos, y una forma de hablar pastosa. Cuanto más consumo, más afectan al equilibrio y la coordinación. En cambio, las sustancias como la cocaína activan, producen un comportamiento nervioso y el habla se embarulla”, explica Juan Carlos Hernández, sargento de la AGTC. “Si están muy afectados por las drogas puede ser sancionados por vía judicial, pero la mayoría de las sanciones son administrativas”, añade.
Así, los test de drogas se realizan sobre una muestra de saliva del conductor y detectan cinco tipos distintos de droga, siendo el cannabis y la cocaína las más frecuentes (ver infografía inferior). Cuando el test en carretera confirma la presencia de drogas, es necesaria una prueba de confirmación en un laboratorio. “Hay menos concienciación sobre el perjuicio que producen las drogas. Muchos conductores piensan que, aunque consuman, no les impide conducir seguros”, asegura Hernández.
La ley de Seguridad Vial establece las tasas máximas de alcohol permitidas para los conductores (0,25 mg/l en aire y 0,5 g/l en sangre), así como la prohibición total de conducir con presencia de drogas en el organismo. Cuando un conductor supera estos límites en un control, hay infracción administrativa y se aplican estas sanciones (multa y pérdida de puntos):
ALCOHOL
• 0,25-0,50 mg/l -> 500 € y 4 puntos.
• + 0,5 mg/l -> 1.000 € y 6 puntos.
• Reincidentes -> 1.000 € y 4 ó 6 puntos según la tasa.
DROGAS
• Presencia de estupefacientes -> 1.000€ y 6 puntos.
Pero en los casos más graves, conducir con alcoholemia positiva o bajo la influencia de drogas, al igual que negarse a hacer la prueba, pueden constituir delitos contra la seguridad del tráfico con penas de prisión de hasta seis meses y de privación del derecho a conducir de uno hasta cuatro años.
Las pruebas de alcoholemia y drogas a los conductores se llevan a cabo en controles preventivos, campañas especiales, en accidentes o para investigaciones:
• Controles preventivos. Los agentes de Tráfico detectan una conducción alterada por las drogas o el alcohol. Pueden realizar una de las pruebas, o ambas, a su criterio, en función de los síntomas que presenta el conductor. Son los más frecuentes.
• Campañas especiales. Periódicamente, la DGT y las policías autonómicas y locales ponen en marcha campañas especiales para intensificar el control del consumo de alcohol y drogas en conductores.
• Accidentes. Todos los involucrados en un siniestro pueden ser sometidos in situ a la detección de alcohol y drogas, también peatones y ciclistas, siempre que su estado permita realizarles las pruebas. La presencia de alcohol y drogas puede ser causa del siniestro y un agravante al establecer las sanciones. En 2020, el 23% de las pruebas de drogas realizadas tras un accidente fueron positivas.
• Pruebas aleatorias. Los conductores son elegidos al azar . Los resultados se utilizan en estudios epidemiológicos del consumo de alcohol y drogas.