Drogas: la amenaza oculta
- La presencia de cocaína ha aumentado un 54% en los informes toxicológicos de los conductores fallecidos.
15 octubre 2024
El vídeo está grabado desde los asientos traseros de un coche. En él se puede ver a un taxista conduciendo mientras comparte cocaína con sus clientes. Los pasajeros le jalean. Las imágenes, grabadas a plena luz del día, resultan difíciles de creer, pero no son ficción. La Fundación Línea Directa las empleó durante la presentación de un estudio que ha realizado conjuntamente con la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL) sobre la influencia de la cocaína en la siniestralidad vial española. Un adelanto: según este informe, en la última década la presencia de esta droga se ha incrementado un 54% en los informes toxicológicos realizados a los conductores fallecidos en siniestro vial.
Pero la cocaína no es la única droga que se oculta tras muchas de las muertes que se producen en la carretera. La Dirección General de Tráfico es consciente de ello, como aclaró el director, Pere Navarro, en una entrevista reciente a la Agencia EFE: "Después del alcohol toca insistir con el tema de las drogas”. A lo que añadió: “Con el alcohol tenemos unas tasas muy marcadas, con las drogas todavía no hemos llegado a poder identificar el nivel exacto, con lo cual [la legislación] sólo habla de presencia o no en el organismo”. Las cifras más esclarecedoras sobre este tema son las que ofrece la ‘Memoria 2023 de hallazgos toxicológicos en víctimas de accidente de tráfico' del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF). Gracias a la autopsia de los conductores fallecidos que dieron positivo a una sustancia tóxica, descubrimos que esa sustancia era una droga en un 42,4% de los casos.
“Son datos preocupantes porque estamos viendo que respecto a 2022 se incrementaron los positivos en drogas un 2,3% y desde 2014 se ha ido produciendo una subida de un 9,4%. Además, también se detectan casos de consumo combinado. La combinación más común fue la de alcohol y cocaína (en el 54,3% de los casos), alcohol y cannabis (19,1%) y alcohol, cocaína y cannabis juntos (13,8%)”, explica Carolina Sánchez de la Torre, directora del Departamento de Madrid del INTCF y directora en funciones del mismo organismo.
ALTO CONSUMO
¿Cómo de común es que un conductor drogado circule por nuestras carreteras? Más de lo que imaginamos. En 2023, según datos de la DGT, se realizaron 101.927 pruebas de detección de las cinco drogas más consumidas (THC -cannabis-, opiáceos, cocaína, anfetamina y metanfetaminas): más de la mitad (el 51,94%) resultaron positivas. Otro ejemplo: este mismo verano, en la campaña especial de vigilancia y control de alcohol y drogas del mes de agosto, la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil detectó, en tan sólo una semana, a 1.645 conductores que conducían tras haberse drogado.
Todos estos automovilistas se enfrentan a una sanción administrativa por valor de 1.000 euros y la pérdida de seis puntos del carné, lo cual significa que acabarán engrosando las aulas de los cursos de recuperación de puntos. Una oportunidad que, en algunos casos, los infractores por drogas no aprovechan tanto como debieran. “Por lo general, los alumnos con una adicción a las drogas representan un colectivo bastante reincidente, sobre todo en los cursos de recuperación total del permiso de conducir”, aseguran desde la Confederación Nacional de Autoescuelas.
LOBO CON PIEL DE CORDERO
A pesar de que la simple detección de drogas en el organismo ya supone una sanción, y que conducir bajo su influencia y provocar un incidente puede derivar, incluso, en penas de cárcel, las drogas de abuso aún generan una sensación de falsa seguridad e impunidad en los conductores que las consumen.
Ya en el año 2015 la DGT elaboró un informe titulado 'Mitos y falsas creencias de los conductores sobre los controles de drogas' que daba fe de algunas de las ideas preconcebidas que manejan estos usuarios. Porcentajes sorprendentes, como que el 29% de ellos pensaba que fumar de uno a cinco porros no es suficiente para dar positivo en un control de drogas. O que uno de cada cinco conductores creyera que trucos como beber agua, comer limones o esperar un par de horas antes de sentarse a conducir bastaba para evitar dar positivo.
Pero sin duda la idea más dañina que mantienen estos conductores es la afirmación de que las drogas no alteran su capacidad de conducir... aunque sí lo hagan, y mucho. Un estudio realizado en Boston en 2020 evaluó cómo afectaba el cannabis a la conducción de sus consumidores habituales sin necesidad de encontrarse en el momento del ensayo bajo una intoxicación aguda o un consumo reciente. Para comprobar este efecto los individuos debían conducir en un simulador durante 10 minutos y superar un circuito en el que se incluía escenarios de ciudad y carretera, señales, interacción con otros vehículos... La conclusión fue que los consumidores de cannabis, incluso sin estar intoxicados en el momento de ponerse al volante, ignoraban más señales de stop y semáforos en rojo, conducían a mayor velocidad, invadían los otros carriles en mayor número de ocasiones e incluso atropellaban más obstáculos (incluidos peatones) que los individuos del grupo de control. Con el paso del tiempo la investigación científica ha ido desgranando que no existe droga inocua al volante, que todas ellas alteran la capacidad para conducir.
DIFÍCIL SOLUCIÓN
Resolver la presencia de drogas en las carreteras no es sencillo. Exige un enfoque multidisciplinar y extenso, no se trata únicamente de seguridad vial, sino que también atañe a la salud pública. Como advierten desde la CNAE, “hablamos de un colectivo con un problema complejo ya que, en muchos casos, antes de intentar modificar conductas y reeducar, se debería trabajar en tratar la adicción y restaurar hábitos saludables, una labor que no está en manos de los formadores, sino de los profesionales especializados del ámbito de la sanidad. Si bien la concienciación y sensibilización que ofrecen los cursos de recuperación de puntos no está de más, puesto que pueden contribuir de forma positiva a ese cambio de hábitos”.
Existen varias partes del curso de recuperación de puntos en las se puede abordar específicamente el tema de las drogas: desde la parte común, en la cual la labor del profesor de formación vial es fundamental, puesto que hablamos de una de las causas más frecuentes de pérdida de puntos por parte de los conductores; a las dinámicas de grupo, con la participación de los psicólogos formadores. También se afronta a partir de las intervenciones de las víctimas viales, ámbito este en el que se multiplica la incidencia de las drogas como causa de siniestro donde las víctimas son terceros. Es de esperar que los cambios recientes introducidos en estos cursos ayuden a llegar más y mejor a estos infractores.
La Estrategia de Seguridad Vial 2030 de la DGT acompaña este enfoque y lo amplía al hablar de la necesidad de hacer una distinción entre la persona infractora incidental, reincidente o adicta. Al mismo tiempo, la DGT pone a disposición de la seguridad vial los medios para combatir la “sensación de impunidad”, algo que se recomienda desde las guías internacionales de buenas prácticas, como por ejemplo la realizada por el European Transport Safety Council y destinada a los europarlamentarios que versa sobre las prioridades de seguridad vial de cara a 2030 ('Road Safety Priorities for the EU 2020-2030'). En este documento se destaca la necesidad de que Europa garantice “que las fuerzas policiales reciban la formación adecuada sobre cuándo y cómo realizar controles de drogas, pruebas de deterioro sobre el terreno y uso de dispositivos de detección en carretera”.
La Dirección General de Tráfico y la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil conocen de primera mano el valor disuasorio y preventivo de la siniestralidad que se consigue gracias a estos controles que se realizan en la carretera. Por ello, ante el incremento del número de accidentes detectados la pasada primavera, el propio ministro del Interior anunció en el mes de abril que durante este año se incrementarían las pruebas de detección de drogas hasta llegar a las 120.000. Hasta junio de 2024 se han realizado más de 62.000 pruebas de drogas, de las cuales, más de 28.500 han resultado positivas.
• La noticia saltó en abril de 2024: Alemania legalizaba el cannabis. Cuatro meses más tarde tuvo que poner una nueva norma en circulación; establecer un límite de THC de 3,5 nanogramos en sangre para poder conducir y aplicar una sanción para los que lo superen. Aquellos que sean detectados conduciendo por encima de esa cantidad serán multados con 500 euros (1.000 euros si se combina cannabis con alcohol) y se les retirará el carné durante un mes y medio.
• No es la primera vez que un país advierte que legalizar el consumo de THC ha tenido consecuencias en su siniestralidad vial. En Colorado, (EE.UU.), aprobó el uso recreativo de esta droga en 2012. “Posteriormente vieron que se había producido un aumento del 5,8% de accidentes con lesiones y un incremento del 4,1% en accidentes mortales”, explicó, Pere Navarro, en la presentación de la Memoria Toxicológica 2023.
• Canadá también legalizó el cannabis el 17 de octubre de 2018… y tampoco salió bien para sus conductores. “En Canadá tienen ya más lesiones por tráfico vinculadas al cannabis que al alcohol. Pasaron de castigar el consumo a hacer posible la venta y eso está llevando a una modificación del patrón de las lesiones por tráfico”, aseguró el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Joan Ramón Villalbí, en el mismo acto.