Esclerosis Múltiple: con autonomía
- Lo fundamental es que estos enfermos puedan entrar y salir del coche.
20 diciembre 2023
Los avances médicos, farmacológicos y tecnológicos permiten a las personas con patologías neurológicas mantener su independencia. Para ellas seguir conduciendo adquiere gran importancia, como sucede a los enfermos de esclerosis múltiple (EM), y puede ayudarles a alejarse del aislamiento social o la depresión y retrasar su deterioro funcional. La normativa de conductores se lo permite.
La EM y sus síntomas. En España el 18 de diciembre se conmemora el Día Nacional de la Esclerosis Múltiple: una enfermedad que padecen 3 millones de personas en el mundo, un millón en Europa y unas 55.000 en nuestro país, donde se diagnostican entre 1.500 y 2.000 casos nuevos al año, según EME (Esclerosis Múltiple España).
Se considera la segunda causa de discapacidad en adultos jóvenes, tras los siniestros de tráfico y tiene una mayor prevalencia en mujeres.
La neuróloga Diana Bragado, del Hospital Universitario del Henares, aclara que se manifiesta “con síntomas muy heterogéneos, de ahí que popularmente se le conozca como la ‘enfermedad de las mil caras’. Así, puede tener desde manifestaciones clínicas leves con apenas progresión hasta situaciones de grave discapacidad en función de la agresividad de la enfermedad, el retraso hasta el diagnóstico y el acceso y la respuesta a los tratamientos”.
La EM es una enfermedad inflamatoria del sistema nervioso central con base autoinmune, que afecta a las vainas de mielina que envuelven los nervios, provocando alteraciones de la conducción nerviosa en las zonas afectadas, explica la doctora Bragado: “Suele cursar en forma de brotes, produciendo síntomas de diferente índole (sensibilidad, función motora, cognitiva y sensorial), que pueden llevar a una progresiva discapacidad”, y llegar incluso a hacer totalmente imposible conducir.
Tanto los enfermos de las formas remitentes-recurrentes (el 80%), como los de modalidades progresivas suelen ver afectada su capacidad motora, y pueden necesitar ayudas externas como bastones, muletas, andadores o incluso sillas de ruedas. Otros síntomas se refieren a cambios cognitivos (pérdida de memoria, menor velocidad al procesar información, etc.), deterioro de la capacidad visual y espacial, epasticidad (rigor o espasmos musculares), fatiga, etc. Todos ellos comprometen las aptitudes necesarias para desarrollar una conducción segura.
Se añaden los efectos de tratamientos farmacológicos que pueden aumentar la sensación de fatiga, dificultar la coordinación o afectar a las capacidades cognitivas necesarias.
Conducir con EM. Pese a todo, el apartado 9 del Anexo IV del Reglamento General de Conductores establece que los enfermos de EM, si tienen una situación funcional que lo permite, pueden conducir. En algunos casos exigirá que se haga con adaptaciones o incluso con restricciones, como la reducción del tiempo de validez de su permiso.
Dicho Apartado 9 se refiere a las enfermedades medulares y del Sistema Nervioso Periférico, con síntomas como los de la EM, y especifica que serán los Centros de Reconocimiento de Conductores los que decidan si otorgan o no el permiso de conducir. Si lo hacen, el periodo de validez será como máximo de cinco años, o menos para diagnósticos recientes o personas que no están siguiendo tratamiento para el control de la enfermedad.
Adaptaciones. En cuanto a las adaptaciones en los vehículos, recordar que estas tienen que ser posteriormente homologadas y quienes las necesiten deberán realizar una prueba de capacitación, en la que se compruebe que saben manejarlas.
En el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo conocen muy bien el proceso para que estos enfermos puedan obtener o renovar sus permisos. Para los pacientes de EM, lo más importante de todo es hacer correctamente “la transferencia”, poder entrar y salir del vehículo sin dificultad, explica Miguel Ángel Pérez Lucas, jefe de Comunicación del hospital: “Una vez dentro del vehículo, todos los avances tecnológicos les vienen muy bien. Hay mucha gente que vuelve a conducir”.
El Servicio de Rehabilitación Complementaria del hospital, junto a una autoescuela especializada, desarrolla el programa “Volver a conducir”, que ayuda a los enfermos de EM a superar la prueba de capacitación.
En él, y tras la valoración del médico rehabilitador, los profesionales de terapia ocupacional “enseñan los aspectos básicos para un correcto trasvase a la silla del conductor, información sobre los mandos y últimos avances tecnológicos”, cuenta Pérez Lucas: “Nuestros profesionales valoran a cada persona para asesorarles con precisión sobre las implantaciones técnicas que pueden solicitar para sus vehículos”.
Con todo, el conductor que padece Esclerosis Múltiple debe ser consciente de sus capacidades, actuar con prudencia y seguir estas recomendaciones:
• Planificar las actividades diarias según el estado y la energía que la persona tenga ese día y prever si podrá conducir.
• Seguir las recomendaciones de su médico para sobrellevar la fatiga de forma eficaz.
• No conducir si se sufre de visión doble de manera intermitente.
• Conducir con gafas de sol si se tiene fotosensibilidad o no hacerlo por la noche en caso de tener problemas de visión nocturna.
Y, sobre todo, reconocer y aceptar cuándo no se pueden realizar ciertas actividades, entre las que puede encontrarse la conducción de forma segura, prepararse para ese momento y establecer un plan de organización de su transporte a partir de entonces.