Las cinco averías más frecuentes
- El mantenimiento del vehículo es fundamental para circular con seguridad y comodidad.
28 abril 2022
La falta de cuidado de la mecánica del vehículo sumado al desgaste propio del uso causan averías que afectan al comportamiento y pueden comprometer la seguridad de sus ocupantes.
Por ello, el mantenimiento que todo conductor debe realizar a su vehículo es fundamental para circular con seguridad y comodidad, y para garantizar la eficiencia energética del vehículo, con consumos de combustible y emisiones contaminantes ajustadas.
Como se suele decir, ahorrar en el mantenimiento del vehículo puede salir muy caro. Estos son los cinco sistemas que sufren averías con mayor frecuencia en un automóvil, según datos sobre asistencias en carretera proporcionados por el RACE, y la forma de evitar que puedan causarnos un problema mientras circulamos:
1. Batería.
Los problemas en la batería son, de largo, las averías más frecuentes en carretera, casi siempre provocadas por descuidos de los conductores. Con una vida útil limitada, entre 3 y 5 años, la batería de un automóvil requiere poco mantenimiento, básicamente, una revisión periódica -aproximadamente cada 10.000 kilómetros- para comprobar la carga y estar seguros de que no nos va a dejar 'tirados'. Aún así, es un elemento que no suele 'avisar' las averías, por lo que su comprobación periódica adquiere más importancia.
2. Neumáticos.
Uno de los elementos fundamentales de la seguridad activa del vehículo, los neumáticos, ocupa el segundo lugar en lista de averías más frecuentes. Retrasar su sustitución (el desgaste mínimo permitido es 1,6 milímetros en las ranuras principales), no revisar desperfectos como bultos o desgastes irregulares en zonas concretas, y circular con las presiones de inflado inadecuadas suelen ser los principales déficits de atención que sufren por parte de los conductores.
3. Motor.
El 'corazón' del coche es un mecanismo complejo que necesita cuidados periódicos, sobre todo en lo referente a su lubricación y refrigeración, así como la sustitución de filtros y correas y otras piezas en mal estado. Por eso, escatimar sus revisiones periódicas puede ocasionar algunos de las daños más graves - y caros- de reparar en un automóvil.
4. Alternador.
Es la pieza que produce la electricidad que acumula la batería y hace que funcionen el motor y los sistemas de ayuda a la conducción. Cuando su vehículo presente defectos de funcionamiento de tipo eléctrico -en el arranque, el alumbrado o los limpiaparabrisas- el origen puede encontrarse en el alternador. Haga que en su taller comprueben que funciona correctamente y que no presenta ningún fallo. Y no es precisamente barato: un alternador de coche puede valer varios cientos de euros.
5. Motor de arranque.
Esta pieza se encarga de poner en marcha el motor principal y, como todos los elementos mecánicos, con el tiempo puede fallar a causa del desgaste, acrecentado con sistemas como el 'Start-Stop'.
Sus síntomas de mal funcionamiento suelen ser evidentes con solo girar la llave de contacto, cuando el arranque es dificultoso. Además, los defectos del motor de arranque hacen 'sufrir' a la batería y pueden forzar otros sistemas como la distribución, si se encuentran en malas condiciones.
Si bien es cierto que en los coches electrificados esta pieza desaparece ya que el motor eléctrico realiza su función. En la mayoría de los vehículos de motores térmicos tradicionales el coste de sustitución suele ser bastante elevado.
Junto a estos cinco elementos, otros sistemas como la bomba de inyección (motores diesel), el embrague, la bomba de agua del sistema de refrigeración, la caja de cambios (manual), el turbo o la distribución también se encuentran en los que más averías sufren, tanto por un por mal uso como por falta de mantenimiento.
Por último, otro sistema que debe mantenerse en perfectas condiciones, pues es fundamental para la seguridad vial, es el alumbrado. Una lámpara fundida, no impide al vehículo seguir circulando pero puede provocar una situación de riesgo para la seguridad vial, sobre todo en el caso de las luces de freno, luces indicadores de dirección, la luz corta o la de posición.