disCapacitados para conducir
- Los vehículos pueden atender casi todo tipo de discapacidades pero no se pueden estandarizar, hay que hacer un "traje a medida"
05 marzo 2014
Cerca de medio millón de personas sufren en España algún tipo de discapacidad que les afecta a la conducción de vehículos, según la última encuesta sobre Discapacidad, Autonomía Personal y situaciones de Dependencia (EDAD 2008). Sin embargo, solo unas 60.000 tienen prescrito el uso de adaptaciones en su vehículo. Según la subdirectora de Intervención y Políticas Viales de la DGT, Mónica Colás, “si no se tiene una discapacidad muy estandarizada, el acceso al permiso de conducir se complica. Sería necesaria una evaluación y una formación más específica a través de un centro de reconocimiento especializado y de expertos evaluadores. Y en eso estamos”.
Objetivos: acceso y seguridad
De hecho, facilitar el acceso al permiso de conducir y favorecer la seguridad de las personas discapacitadas es uno de los objetivos del Plan Estratégico de la DGT. En general, para acceder al permiso de conducir con una discapacidad es necesario primero una evaluación. Los Centros de Reconocimiento de Conductores o el Servicio de Salud autonómico, dependiendo de cada caso, deben emitir un informe con las adaptaciones necesarias. También se puede exigir una prueba en pista con presencia de examinadores de tráfico para comprobar la idoneidad de las adaptaciones. A continuación empieza la formación que suele ser en centros especializados donde, aseguran, la preparación de estas personas suele ser mayor y su nivel de aprobados está por encima de la media porque su nivel de exigencia es también superior a lo normal.
En primera persona
Tres personas con distintas discapacidades nos han contado lo que representa para ellos la posibilidad de conducir y moverse con autonomía y libertad. Félix González, sufrió un accidente de tráfico que le dejó postrado en una silla de ruedas y asegura que, además del lado práctico, poder conducir "te permite ir a muchos sitios donde no podrías ir de otra manera. Te da independencia y libertad para moverte, para trabajar. Y algo muy importante: te normaliza. En un coche no hay diferencias. Todos vamos sentados".
Jose Manuel Prado, con parálisis cerebral, conduce moto y coche: "Lo saqué a la primera y tengo la suerte de que no necesito adaptaciones para conducir. Yo, más que nadie, sé las cosas que puedo o no hacer y conducir lo hago sin ningún problema". Por último, Felisa Nchama es una estudiante de Derecho que perdió la vista por un glaucoma y sale todos los días de su casa con su bastón, camina 15 minutos hasta la parada del autobús que le lleva a la Universidad y allí anda otros 10 minutos hasta el campus: "Los coches aparcados en las aceras son obstáculos imposibles de salvar; te obligan a cambiar de recorrido y te desorientas, supone un peligro".