Escoltas del ciclista
- El barómetro de la bicicleta indica que el 10% de los ciudadanos circulan en bicicleta cada día
01 diciembre 2015
Ramiro espera con el casco bajo el brazo, luces encendidas y tiras reflectantes puestas sobre el pantalón. Antes de salir, observa la bici del invitado. Toma un par de llaves Allen, toca el freno, ajusta la rueda y da permiso al pasajero para empezar la ruta. Este chico de 30 años es uno de los miembros de ‘En bici por Madrid’, un colectivo que impulsa el uso de la bici como transporte urbano. Lo hacen de una forma muy sencilla: acompañan a otras personas al trabajo o al centro de estudios los sábados por el trayecto más seguro y cómodo.
Escoltas, se podría decir, de aquellos ciclistas que solicitan un pequeño ‘empujón’ para lanzarse al uso de la bici en ciudad. Y que gracias a la determinación de estos guías voluntarios pretenden cambiar los hábitos sociales. Poco a poco. De forma individual, altruista y con la paciencia destinada a los grandes logros.
Los ciclistas urbanos aún representan una minoría a nivel estatal, pero el flujo subterráneo que los arropa (mayor aceptación ciudadana, reconversión de los espacios públicos o apartados legislativos concretos) es una corriente en auge que empieza a notarse en el día a día.
“Acude todo tipo de gente y por razones diversas”, afirma Ramiro. Para él, desplazarse en bici fue una mezcla de ahorro económico y de una costumbre que venía de la Universidad. Lo que le dio el espaldarazo definitivo para ayudar a los demás fue un accidente en el verano de 2014 mientras pedaleaba. No tuvo consecuencias físicas, pero le hizo reaccionar de forma activa y pacífica. Contra la “violencia vial” de algunos conductores, decidió ayudar con formación. Ahora guía a otros ciclistas indicando qué posición adoptar en la calzada, cómo señalizar y la forma más segura de transitar entre coches. “He aprendido mucho sobre los miedos de la gente a la hora de salir a montar en bici y sobre la forma de hacer presión contra la impunidad de los automóviles”, asevera.
Reducir el miedo
Su compañero Iván Villarrubia, de 37 años, también comenzó a ‘escoltar’ a raíz de leer el blog que dio inicio a la agrupación. Tantearon varias dinámicas entre semana y al final se decantaron por hacerlo cuando no existiera un horario marcado. “Nos llamó la atención que la distancia no era un impedimento, sino el tráfico o la pereza”, razona. Los cuatro años de experiencia como guía de este arquitecto le han demostrado que esta actividad está al alza: “Ocupa un porcentaje minúsculo, pero la gente va descubriéndolo y hay opiniones a favor o en contra, lo que da entender que es de alguna forma relevante”.
Esta relevancia se traduce más en una proliferación de webs informativas, foros virtuales y publicaciones oficiales que a pie de calle. Según el Barómetro de la Bicicleta, el ciclismo habitual –para ir al puesto de trabajo– se duplicó entre 2008 y 2015, pasando del 5,2% al 10%. Cifras alentadoras pero alejadas de lo que ocurre en países como Alemania, Holanda o Dinamarca, auténticos fuera de serie con un 12, 20 y 30% de uso según datos de la web ibike.org.
Cambio de chip
“La idea que tenemos de enseñanza es pasar de un circuito cerrado a la calle”, expone Haritz Ferrando. Este instructor de la cooperativa catalana Biciclot –que, con ramificaciones en Vitoria o Zaragoza, realiza cursos cortos para desenvolverse en el medio urbano o rural– considera que hay un cambio de ‘chip’ y que la gente ya tiene asumida la presencia de bicicletas en la calle. “Incluso el dibujo está en las calzadas de velocidad reducida”, arguye, “lo que falta es mostrar las maniobras básicas, asistir en los inicios, proteger a los que no se lanzan por su cuenta”.
Hace unos meses, la noticia de que Francia pagaría a sus trabajadores por ir en bici se hizo eco en el resto de naciones europeas. El ingeniero de Caminos Alberto Castro, que residió seis años en Viena (Austria) y actualmente trabaja como experto de Movilidad en la Universidad de Zurich (Suiza), cree que los planes de intercambio de estudios han hecho un papel tremendo: “Muchos ‘Erasmus’ ven cómo se utiliza habitualmente la bici en otros países y luego lo toman como hábito al volver porque se les quitan los prejuicios sobre el peligro, el tiempo, la distancia…”, indica.
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LUCES: De noche siempre con la luz delantera y posterior. Además, es obligatorio.
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CRUCES: En los cruces o al acercarse a las salidas de garajes, reduzca la velocidad para poder detenerse si fuera necesario.
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TIMBRE: Utilice el timbre, tanto de día como de noche.
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APARCADOS: Cuando circule en paralelo a vehículos aparcados, mantenga una separación lateral de seguridad para evitar accidentes.
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SEMÁFOROS: En los semáforos no se detenga en el ángulo muerto de los coches, sino detrás o a su derecha, pero retrasado.
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DERECHA: Extreme la precaución al adelantar por la derecha -en ciudad está permitido- en la proximidad de intersecciones.
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IZQUIERDA: Si debe adelantar, siempre por la izquierda, señalizando la maniobra y comprobando la situación por el retrovisor o girando la cabeza.
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CALLES: Circule por calles anchas y con tráfico lento, así habrá sitio para que los automóviles puedan reaccionar si no le han visto. También, mejor por calles secundarias, con poco tráfico.