Gafas de sol: cuáles usar al volante
- La vista es el sentido más importante para la conducción y hay que protegerlo con las gafas de sol adecuadas
20 junio 2023
En España, casi el 80% de la población padece algún problema visual, según el informe “La visión en España 2020”; además, un 30% sufre, al menos, dos problemas en su visión y un 15%, tres. Trastornos como presbicia (42%), miopía (39%), astigmatismo (39%) o hipermetropía (18%), son algunos de los más frecuentes.
Agudeza de 0.5
Según el Reglamento General de Conductores, estos, para ponerse al volante, deben hacerlo con la agudeza visual mínima recogida en el Anexo IV. La norma autoriza a conducir con una agudeza visual binocular de 0,5 (con o sin corrección); no obstante, se debe explicar al conductor que debe conducir con la mejor visión que pueda conseguir, y si logra una visión superior al 0,5 con gafas o lentes de contacto, aunque no esté obligado, es imprescindible que las utilice.
La agudeza visual (definición o detalle con que se perciben los objetos), el campo visual (espacio total que se abarca con la visión al mirar a un punto central) y la sensibilidad al contraste (capacidad para discriminar un objeto sobre el fondo) son capacidades básicas para conducir que pueden ser alteradas por numerosas enfermedades o trastornos del órgano de la visión (como las cataratas o el glaucoma) o las alteraciones de la refracción, (como la miopía o el astigmatismo). También pueden aparecer problemas de visión cuando se sufren problemas en otros órganos o sistemas, algo que sucede, por ejemplo, con la diabetes.
La disminución de esas capacidades pone en riesgo la seguridad del propio conductor y de terceras personas. La agudeza visual se reduce, además, con malas condiciones de iluminación (noche o poca visibilidad), y es necesario contar con una adecuada sensibilidad al contraste – habilidad para identificar un objeto y separarlo del fondo en el que se encuentra (señales de tráfico, peatones, vehículos...)–. Cuando la sensibilidad al contraste se altera hay que evitar conducir del anochecer al amanecer.
Qué sucede en verano
La fuerte luminosidad que se produce en verano puede empeorar nuestra visión al volante. Muchos, en este período, recurrimos a gafas de sol para recuperar el confort frente al fuerte sol y para proteger nuestros ojos de la radiación solar –en especial ultravioleta– que pueden llegar a dañarlos. Hay que recordar a quien necesite lentes graduadas para conducir que, si quiere utilizar gafas de sol, éstas deben estar también graduadas.
De hecho, en una ponencia titulada “Lentes solares. ¿Cuál es la protección más adecuada para cada persona?”, presentada en el Forum de Gafas y Lentes, la profesora Amalia Lorente, de la Facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense, decía que “cuando nos ponemos gafas de sol, la pupila se abre y la agudeza visual disminuye. Si además somos amétropes, vamos a ver mucho peor, porque se pierde contraste y se pierde nitidez”. Razón por la que es más que aconsejable que quien padece defectos visuales use gafas de sol graduadas para conducir.
La citada profesora analizó qué aspectos deben tener en cuenta los profesionales al aconsejar a sus clientes sobre las gafas de sol más adecuadas. Y el consejo fue conocer para qué y dónde va a utilizar esas gafas de sol. “En el exterior –explica Amalia Lorente– la luminancia (la cantidad de energía o brillo que refleja un objeto) se dispara. Pero tampoco es lo mismo una calle de Nueva York, con edificios altos, que una de Torrelodones, con chalés y casas bajas”. En función de esa luminancia, un especialista puede saber la transmitancia (energía que deja pasar la lente) o el filtro que necesita esa persona en sus gafas solares. De hecho, en función de esos factores, el óptico recomendará un filtro entre 1 y 3 para conducción diurna. Y recordó que “nunca puede utilizarse un filtro de la categoría 4 (reservado para deportes de invierno) para conducir”.
Qué tipos de gafas existen
Hay tres tipos de gafas de sol: tintadas o con recubrimientos, polarizadas y fotocromáticas. Las tintadas llevan en la lente moléculas embebidas que absorben la radiación, de forma uniforme o degradadas. Y las que tienen recubrimientos reflejan la luz, reduciendo los reflejos, pero son más delicadas, ya que el recubrimiento puede saltar por golpes o rayaduras.
Por su parte las polarizadas utilizan el efecto de la polarización para eliminar los reflejos. Simplificando mucho se puede decir que solo dejan pasar la luz en un sentido– aunque hay que comprobar que permiten ver las cada vez más frecuentes pantallas en los automóviles.
Las fotocromáticas cambian de color y de transmitancia cuando se exponen a la luz. Se activan (oscurecen) con bastante rapidez (unos 30 segundos) ante la radiación ultravioleta (UV), aunque con altas temperaturas no se activan. El inconveniente es el tiempo de desactivación: hoy por hoy, largo (3-5 minutos), lo que las hace desaconsejables para conducir.
Los colores más recomendables
En cuanto al color de los cristales, la profesora de la Universidad Complutense recomienda, en general, utilizar filtros grises, marrones o verdes “que no alteran la percepción del color”, recordando que los marrones “incrementan el contraste” y los verdes, “además de incrementar el contraste, reducen los reflejos y la fatiga ocular”.
Los cristales de color rosa también incrementan el contraste y reducen la fatiga ocular en usos prolongados, mientras que los amarillos, por bloquear la luz azul, pueden ser aconsejables en pacientes con patologías retinianas. La experta afirma que “no hay evidencia científica de que un color de cristal mejore la visión con determinadas ametropías. Sí se produce una sensación de mayor luminosidad, pero no mejora el detalle, no se produce mayor agudeza” y achaca el confort que señalan algunos pacientes al procesado neural de cada individuo.
Nunca deben utilizarse al conducir ni gafas de sol fotocromáticas ni las de filtro de categoría 4. Con este tipo de gafas, al entrar en un túnel, la visión queda gravemente comprometida, ya que reducen tanto el paso de la luz (categoría 4) que es como conducir a ciegas, y el largo tiempo de adaptación de las fotocromáticas (3-5 minutos) reducen dramática y peligrosamente la visión.
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Utilice sus gafas o lentes de contacto para conseguir la mejor visión al volante.
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Si tiene necesidad de usar gafas de cerca’ es recomendable que use gafas progresivas para ver mejor la información que recibe a través del tablero del vehículo.
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Unas gafas de sol que eviten el exceso de luz hacen la conducción más confortable.
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Si nota dificultades para conducir de noche (no distingue bien las señales, no calcula bien la profundidad, etc.), evite conducir de noche o cuando haya malas condiciones de luminosidad (lluvia, niebla…). Planifique el viaje evitando condiciones climáticas adversas.
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Viaje más despacio: al aumentar la velocidad se reduce el campo de visión.
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Si toma fármacos que afecten a su visión, siga los consejos de su médico y evite la conducción nocturna.
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Si el oftalmólogo, con motivo de una exploración, le dilata la pupila, no conduzca hasta que no se le pase el efecto de la medicación.
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Procure conducir por rutas conocidas y poco concurridas.