Ojos que no ven, riesgo vial
- Algunos casos de conjuntivitis provocan visión borrosa
15 octubre 2024
La conjuntivitis es una afectación ocular que cursa con inflamación, principalmente, de la conjuntiva, esa membrana casi transparente que recubre y protege la parte blanca del ojo y el interior de los párpados. Normalmente esta dolencia se clasifica como infecciosa o no infecciosa y, a su vez, en aguda (la más frecuente), crónica o recurrente.
Las conjuntivitis infecciosas más comunes son las provocadas por virus y bacterias; y las no infecciosas son las alérgicas, las mecánicas/irritativas/ tóxicas (provocadas por el contacto del ojo con una sustancia o cuerpo extraño), las inmunomediadas (relacionadas con una enfermedad autoinmune) y las neoplásicas (por aparición de tumores en la superficie del ojo). Pero todas ellas tienen en común que pueden complicarnos la vida a la hora de conducir.
MALA VISIÓN
Sea cual sea su causa, las conjuntivitis generan un cuadro de síntomas que pueden afectar a la conducción: unos característicos ojos rojos e irritados que pican, escuecen, lagrimean, duelen... Algunos casos, incluso, provocan fotosensibilidad y visión borrosa.
Además, si la conjuntivitis es severa y los párpados están muy hinchados, la movilidad del ojo se reduce, así como el campo visual, lo cual es un riesgo añadido si estamos al volante.
“Cualquier conjuntivitis puede provocar alteraciones oculares que dificulten la conducción, especialmente durante la fase aguda de la enfermedad. Además, si es una conjuntivitis crónica, se pueden producir alteraciones corneales graves que disminuyan la calidad y la cantidad visual. Por eso, recomendamos no conducir si un paciente tiene una conjuntivitis severa”, explica el doctor Carlos Rocha de Lossada, especialista en Oftalmología en el Hospital Regional Universitario de Málaga y profesor asociado de la Universidad de Sevilla.
HASTA SU RESOLUCIÓN
El manejo de la conjuntivitis varía dependiendo de la causa que la ha originado: por ejemplo, si la ha provocado una infección bacteriana, habrá que usar antibióticos tópicos, pero si es fruto de una alergia estacional, el tratamiento puede incluir corticoides. En general, se suelen emplear fármacos tópicos oculares, como gotas o pomadas, y en raras ocasiones son necesarios fármacos sistémicos, algo que sucede si está asociada, por ejemplo, a una enfermedad autoinmune. Estos fármacos sistémicos pueden estar contraindicados para la conducción, como es el caso de los antihistamínicos que se recetan en casos graves de conjuntivitis alérgicas cuando el paciente no responde al tratamiento tópico.
“Afortunadamente, la mayoría de las variedades de conjuntivitis son autolimitadas, aunque algunas progresan y pueden causar complicaciones”, asegura el doctor Carlos Rocha de Lossada. Como ejemplo de las “secuelas” de esta afección ocular tan común, desde el Institut Català de Retina nos recuerdan que en los casos más complicados pueden aparecer unas pequeñas manchas en la córnea que disminuyen la visión del paciente durante meses. Por eso es tan importante que un oftalmólogo haga el diagnóstico correcto, personalice el tratamiento y realice un seguimiento del mismo.
OJO SECO AL VOLANTE
El ojo seco es otra de las dolencias oculares más comunes y que pueden dificultar la conducción si no se trata de forma adecuada y precoz.
Se calcula que sólo en España padecen este síndrome alrededor de 5 millones de personas, que en los casos leves provoca sensación de ardor, sequedad o picazón de los ojos.
Esta enfermedad se produce, generalmente, porque con los años el ojo pierde capacidad de producción de lágrimas y/o porque estas se evaporan demasiado rápido. Además, es más frecuente entre las mujeres, especialmente después de la menopausia. “Es una patología muy prevalente, cuya incidencia está aumentando y según algunos estudios, hasta un tercio de la población podría padecer cierto grado de ojo seco”, asegura el doctor Rocha de Lossada.
Los casos severos de ojo seco, al igual que lo que sucede con los casos graves de conjuntivitis, afectan negativamente a la capacidad de conducir porque entre sus síntomas, como se enumera desde el National Eye Institute de EE.UU., se encuentran la visión borrosa y la fatiga visual.
Además, estos cuadros pueden complicarse hasta el punto de afectar a la córnea, disminuyendo la transparencia de la misma y, por lo tanto, reduciendo la agudeza visual. De nuevo, la visita a la consulta del oftalmólogo ante los primeros síntomas se hace ineludible.
MAYOR RIESGO
“El tratamiento del ojo seco se individualiza en cada caso. Generalmente se empieza con lágrimas artificiales para ir escalando a otros fármacos más específicos si resulta necesario”, expone el especialista.
En el caso del ojo seco, la necesidad de encontrar un tratamiento precoz y efectivo es especialmente importante porque algunos estudios apuntan a que esta dolencia incrementa las probabilidades de sufrir un siniestro vial. Un análisis realizado en China por el Peking University Third Hospital comprobó que cerca del 40% de los pacientes con ojo seco habían tenido experiencias peligrosas al volante, e incluso un conductor sufrió un siniestro vial durante el tiempo que duró el estudio debido a las alteraciones visuales que padecía por esta enfermedad.
• Si se sufre una conjuntivitis severa, y somos usuarios de lentillas, es imprescindible retirarlas, aplicar los colirios terapéuticos indicados por el oftalmólogo y proteger con gafas oscuras los ojos durante el tratamiento.
• Recordar que hay conjuntivitis muy contagiosas, por lo que se debe extremar la higiene de las manos yevitar frotar los ojos.
• Durante la fase aguda de cualquier tipo de conjuntivitis se recomienda NO CONDUCIR.
• En caso de queratoconjuntivitis primaveral no se puede conducir hasta que el tratamiento consiga la ausencia total de síntomas, y si se produce una lesión residual, se debe informar al especialista para que indique las limitaciones al volante.
- FOTOSENSIBILIDAD: algunas dolencias oculares transitorias pueden cursar con fotosensibilidad, lo que aumenta el riesgo de sufrir un deslumbramiento en la carretera. Según apunta el estudio de FESVIAL “La salud visual de los conductores españoles y su implicación en la seguridad vial”, los deslumbramientos dan lugar a accidentes de una elevada letalidad y tienen tres causas fundamentales: el estado de las luces de los vehículos, la iluminación del entorno y los problemas de visión del conductor.
- PICOR Y VISIÓN BORROSA: el mismo informe apunta a que el 9,4% de los conductores españoles sufre con frecuencia picor/escozor de ojos mientras conduce y el 6,7% conduce frecuentemente con visión borrosa. Ambos síntomas, que se agudizan en la conjuntivitis y el ojo seco, se dan con mayor frecuencia en los conductores con deficiencias en su agudeza visual,
incrementando su riesgo de sufrir un accidente.