5 cuestiones de salud al volante
- Revisar su visión, comprobar que su medicación no afecta a la conducción, utilizar todos los sistemas de prevención, consultar al médico sobre síntomas de enfermedad al volante... son acciones que pueden mejorar la salud de los conductores
07 abril 2021
Cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud. El objetivo es prevenir todas las enfermedades para construir un mundo más justo, equitativo y saludable.
Desde el ámbito de la seguridad vial, donde los accidentes se contemplan como un tema más de salud y que se consideran como la pandemia más dañina, podemos recordar a los conductores una serie de cuestiones que pueden comprobar y con las pueden no solo evitar accidentes de tráfico, con lesiones propias y ajenas, sino mejorar su salud y prevenir futuras enfermedades en estadios más graves.
CUIDE SU VISIÓN. Por los ojos recibe el conductor el 90% de la información al volante. De ahí la importancia de una visión correcta. El anexo IV del Reglamento de Conductores fija los niveles mínimos de agudeza para obtener o renovar el permiso de conducir, pero, al margen, conviene que los conductores revisen su visión anualmente o si notan que esta ha empeorado. Esos controles detectarán desde una ligera miopía, por ejemplo, a, en estados iniciales, dolencias que, como la degeneración macular o el glaucoma, pueden beneficiarse de un diagnóstico temprano. Siga siempre el consejo del oftalmólogo y del Centro de Reconocimiento si le recomiendan evitar la conducción nocturna, utilizar gafas o lentes de contacto, no conducir durante un tiempo si le han operado... | |
¡ATENCIÓN, MEDICAMENTOS! Revise cualquier medicación que tome. Busque en el embalaje del fármaco el pictograma (un automóvil en un triángulo rojo de peligro) que alerta de posibles efectos secundarios del medicamento al volante. Consulte al médico sobre los posibles efectos sobre la conducción de cualquier medicación, en especial de los indicados para tratar algunos tipos de enfermedad y algunos grupos terapéuticos de fármacos. Y no olvide que algunos medicamentos, incluso algunos que no precisan receta, o la asociación de varios, pueden tener deteriorar la capacidad de conducir. Y más si se mezclan con la ingestión de alcohol u otras drogas... | |
ENFERMEDADES PARA NO CONDUCIR. Si padece alguna enfermedad, pida consejo al médico. Este le ayudará a valorar si puede alterar su capacidad para conducir, por sí misma o por la medicación para tratarla. Por ejemplo, la apnea del sueño, la diabetes, algunas patologías cardíacas o enfermedades neurológicas, oncológicas, depresión, u otras tan al parecer inocuas como las alergias. Avise a su médico de que es conductor para que este le informe de los posibles peligros o le recete medicamentos que no interfieran con la conducción. O, incluso, valore la posibilidad de dejar de conducir mientras supera la dolencia. | |
TODOS ASEGURADOS. Revise los elementos de seguridad con que cuenta su vehículo y asegúrese de utilizarlos. Póngase –y haga ponerse– y ajuste correctamente todos los elementos preventivos que la tecnología pone a su disposición a todos los ocupantes del vehículo: cinturón de seguridad, sistemas de retención infantil (SRI), casco... Revise, por ejemplo, si desconectó el airbag de pasajero y olvidó reconectarlo… Haga revisar su vehículo en cuanto cualquier piloto le avise de un funcionamiento anormal de cualquier elemento de seguridad (airbag, ASR, ABS…). Son fundamentales para evitar accidentes y que, de producirse, las lesiones sean menos graves o no lleguen a producirse. | |
AYUDAS PARA CONDUCIR. Si tiene problemas para manejar algún mando del vehículo –por ejemplo, por problemas de movilidad articular–, consulte con su médico o en un Centro de Reconocimiento de Conductores y valore si existe la posibilidad de adaptar su vehículo para facilitar una conducción más cómoda y segura: evitará no sólo el riesgo de accidente asociado al problema, sino que preservará su salud y podrá mantener su movilidad durante más tiempo. Y si no es posible, estudie otras opciones de desplazamiento. |